Dice el griego Kallifatides, en ‘Campesinos y señores’ que en su pueblo natal había un dicho que planteaba el siguiente enigma: «Donde hay un comerciante, hay una cárcel. Donde hay una cárcel, hay un gendarme. Donde hay un gendarme, hay un delincuente. Donde hay un delincuente. hay un problema. ¿Cuál es el problema?»
Nosotros, los que compartimos pueblo con gentes tan enrevesadas como aquellas, y acostumbrados a los enigmas, creemos saber muy bien cual es la respuesta; lo que no podemos es tomar partido. Nos lo impide la enseñanza recibida al respecto en aquella ‘Escuela de filósofos de lo rural sin obra publicada’ que regentaba ‘An.G.Lillo’, de feliz memoria, del cual era el famoso aserto: «Existen dos clases de mujeres: las de apoyadero y las de caldero» Las de apoyadero eran aquellas que, aun de pié, poniéndoles una de las patas sobre un ladrillo, te arrimabas, y dándole una patada al ladrllo, al tiempo que arrimabas... ¿Y las de caldero? Esos son las que se les puede meter hasta lo «tiznao».
¿Que cual es el problema ahora que los campesinos salen a las autopistas con sus tractores? Pues es el mismo de siempre, que se aburren con una televisión tan tonta. Que si el presidente Sánchez ahora dice tal cuando antes sostenía lo otro. Que se el aspirante gallego no da pie con bola. Que si los de Sumar restan. Que si los ‘indepes’ no se independizan. Que si la derechona cobarde. Que si yo en la tuya...
Así no hay quien atienda a perseguir a los ‘narcos’, ni a atender a los campesinos, ni enterarse de nada si no sabes ingles, que ahora todo viene en ese idioma que solo saben Sánchez y un señor muy culto que se llama ¿Cómo se llama el de exteriores? Ahora ya casi nadie lee a Luis Mateo, y eso que le han dado el Nobel (¿O no se lo han dado todavía?) Ahora ya nadie escribe: «A los vates del asfalto la inspiración nos la disipan las praderas... como el escribió en ‘La fuente de la edad’ cuando era joven.
¿Entonces, cuál es el problema? Pues el problema es que ese mundo rural, de tractores, y tomates, y gorrinos, y ganaderías extensivas, ya no cuentan en los discursos de los políticos; ni siquiera en las conversaciones entre asesores: ni en tertulias de medios de comunicación, ni en arte alguna. El medio rural es solo un conglomerado de albergues a los que puedes ir si tienes animales de compañía, que ellos laman, despectivamente. mascotas. O si te haces socio de los Filósofos de lo rural sin obra publicada.