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‘Pro-con’

09/07/2023
 Actualizado a 09/07/2023
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Ser progresista no es fácil, ser progresista es muy difícil. Si eres joven y sensible y empático y no has sufrido reveses, quizá sea un poco más sencillo. Pero cuando avanza la arruga, cuando empiezan a doler las rodillas y te tienen que matar varios nervios en la zona lumbar (aunque sea para poder seguir con el fitness después de tener cuatro hijos, como a mi amiga la del Q7) se complica la cosa. Empiezas con el canguis, por no llamarlo egoísmo, y cuando te das cuenta te has vuelto conservador. La gente no lo ve, le cuesta.

Quien es ‘conservata’ con convencimiento no experimenta esa confusión. Lo sabe y tiene sus motivos y su orgullo. Un conservador clásico no suele avergonzarse de serlo. Quiere seguridad para él y los suyos, por encima de todo. No quiere esperar a que llegue la tranquilidad gracias a la eliminación de desigualdades, porque de esas siempre va a haber. Quiere seguridad ya. Pero el que viene de sentirse pro derechos se revuelve cuando le dices que tiene actitudes conservadoras. En el momento en que reacciona de una manera más intensa frente al miedo, más decidida, que el interés personal rige sus decisiones, sufre si cobra conciencia, quizá porque sabe que ese comportamiento está ligado al encogimiento de áreas cerebrales identificadas como relevantes en la demostración de valentía y optimismo. Sabe que se está convirtiendo en gente de bien clásica, gente continuista, poquito tolerante. Y eso no es lo que tenía planeado.

¿Qué es ser progre a día de hoy? ¿Y conservador? A raíz de una serie de apariciones televisivas está servida la polémica sobre qué significa ser una cosa y la otra. Lo uno y lo otro han variado a lo largo de la historia. En Europa, del feudalismo al absolutismo a la ilustración liberal a los estados sociales de derecho pasando por el convulso siglo XX en 600 años las definiciones han variado un puñado de veces. Pero, grosso modo, lo que sigue podría ser una guía básica para el presente:

¿Te quejas porque mean mucho en la calle en tu barrio? Conservador. ¿Te molesta que durante el desfile del orgullo haya peña en tangarrón y rechupeteándose las bocas? Conservador. ¿Él conduce y ella acompaña al bebé en el asiento de atrás? Conservadores. ¿Llega ella antes y tras abrir la puerta pasa delante? Conservadora, o maleducada. ¿Bautizas por si acaso? Conservador. ¿Etiqueta? Conservador.

¿Usas tu cuerpo para ganar posición socioeconómica? Pues aquí no está claro. También hay grises en la disputa ‘pro-con’.
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