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¿Prietas las filas?

18/12/2022
 Actualizado a 18/12/2022
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Quien se haya creído que con la llegada de Ester Muñoz a la presidencia del PP de León la paz está asegurada a corto plazo, se equivoca. Las heridas continúan abiertas. Y supuran. Y la tensión no afloja. No hay más que discernir lo que opina Manuel García, el alcalde de Villaquilambre y ahora hombre fuerte del partido, de su homólogo y senador Javier Santiago Vélez. Nada bueno. Y viceversa, claro. Pese al blanqueo que quiera darse a la situación por parte de la cúpula directiva popular las espadas permanecen libres de las vainas y con las hojas a punto y bien afiladas.

García, a quien se le podrá achacar alguna que otra cosa de su trayectoria pública, siempre ha hecho gala de una ‘independencia’ política vehemente. En 2007 sorteó las desavenencias con Isabel Carrasco –que pretendió arrumbarlo en las listas electorales– y fundó el Inpovi (Independientes por Villaquilambre) en tiempo récord. La jugada le hizo pupa al PP. Entre picos, palas y azadones le arrampló a los de la gaviota cerca de ochocientos votos. Aquello, dado el resultado final de las urnas, supuso un acto de contrición para el Partido Popular –una cura de humildad– y cuatro años después, en las municipales de 2011, lo recuperaron para la ‘causa’.

Después de la segunda arremetida contra él, cuando las ‘primarias’ de junio del pasado año por la presidencia del partido –donde le traicionaron, incluso, quienes decían apoyarlo– ha vuelto a hacerse fuerte.De nuevo le abrieron de par en par las puertas de la sede del Paseo de Salamanca, porque Muñoz, bien asesorada y mejor ‘guiada’ por la superioridad, sabía que el regidor zardino tenía razón en su demanda contra las presuntas irregularidades del proceso electivo, que habían aupado a Vélez como presidente. En resumidas cuentas, que ‘Manolín’ ganaría la batalla en los juzgados y los dejaría a la luna de Valencia. Con el culo al aire. Un fortísimo varapalo a pocos meses de las municipales.

Y para dejar muy claras las cosas, el alcalde de Villaquilambre no ha tenido ningún empacho en anunciar que al senador Vélez no lo quiere ver ni en pintura y que nada tiene que hablar con él. Puerta. Sin embargo, lo quiera o no, tendrán que verse las caras de vez en cuando y ahí estará el punto de inflexión y la incomodidad. Uno y otro sustentan responsabilidades orgánicas en la organización, por lo que es inevitable, dado el caso, que tengan posiciones encontradas. Y hasta rebuscadas. De manera, que lo de pacificar el partido no es tan sencillo como se asegura desde la jefatura que comanda Muñoz. El desencuentro entre las partes va a seguir latente y ello, tarde o temprano, saltará a la opinión pública. En fin, que de ‘balsa de aceite’, nada de nada. García va a jugar sus cartas.
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