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Política de péndulo y desprestigio

21/06/2023
 Actualizado a 21/06/2023
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España se debate entre la verdad y la mentira de forma cíclica y sin remisión porque esta sociedad no ha realizado varios pasos que son elementales para la convivencia. Se trata de una sociedad que se ha visto implicada en muchas tareas de carácter cultural, histórica, política, económica, ocupando el primer puesto entre las naciones, complicándose en la defensa de ciertos valores importantes y acosada por sus enemigos e incluso amigos, a los que defendió y, sin embargo, a la hora de la verdad, cayendo de forma meteórica en influencia y en prestigio, hasta perder toda la importancia, acosada incluso por aquellos a los que benefició. Los jóvenes actuales que no intentan ver más allá de las pantallas de sus smartphones, podrán llegar a las siguientes conclusiones, si se toman la molestia de leer algo de la historia de sus antepasados, naturalmente sin influencias demagógicas y sectarias.

Comprobarán los siguientes aspectos si no desean seguir repitiendo una y otra vez el mantra de «¡qué país!», «¡este es un país de m…!», «¡España es el c… de Europa», «¡siempre es lo mismo!», cuando «¡nos tienen envidia!», «¡nosotros a lo nuestro, porque somos los mejores!», «¡hay una conspiración de todos contra el país!», cuando en realidad lo que falta es sentido común, buenos dirigentes, dejar a un lado la soberbia, hacer añicos la envidia y promocionar la excelencia, la educación, la cultura, la profesionalidad, a la vez que se tritura el subsidio y la gandulería, porque no nos olvidemos que el profesional español está cotizado en otros países al máximo y de ello se lucran sociedades que saben acoger tanto desprecio y derroche que la sociedad española y sus gobiernos provocan. Tenemos, por tanto, que desarrollar aspectos como los que a continuación reseñamos y que la tozudez y ambición de los que se suben al machito del poder, lo echan a perder en la ruleta infinita del desprestigio y falta de pudor.

Es muy sencillo, lo único que se debe tener es voluntad, perseverancia y programación a medio y largo plazo, con objetivos claros: Primero, Cultura y educación, básicas para dejar definido el carácter de un pueblo, así como su comportamiento, dejando a un lado las rencillas partidarias ideológicas con el fin de no ofrecer el espectáculo de elaborar múltiples leyes educativas, derogarlas y formar un único propósito que es la falta de calidad de una enseñanza que fracasa en sus fines continuamente; Segundo, tratamiento social del trabajo y de las familias que son las que verdaderamente sacan las castañas del fuego con su trabajo y aporte demográfico, que se debe estimular con urgencia, así como la asistencia sanitaria y social a las familias en general, sobre todo en aquellos casos acreditados de exclusión , persiguiendo el fraude y el engaño; Tercero, crear un ámbito legal de respeto y seguridad sobre la base de que la política y los poderes públicos están al servicio de la sociedad y del pueblo , no al revés, lo que implica una labor adecuada a favor de la honestidad y el destierro de la corrupción; cuarto, desarrollo industrial y comercial de los principales focos de producción de la nación, estimulando la formación profesional y el emprendimiento; y quinto, cuidar mucho el prestigio de las instituciones de cualquier matiz, la unidad del territorio ante maniobras separadoras y estimular desde la infancia al amor y el respeto a los símbolos y representaciones de la nación en el interior y el exterior sin acudir a nacionalismos fáciles y excluyentes.

Con seguridad si esta hoja de ruta básica se cumpliera, con todos los aditamentos básicos que podrían integrarse en ella, seguro, seguro, que si se lleva a la práctica sin intereses de partidos de mira estrecha, España tendría el prestigio, sin acudir a suplicar sillones en el contexto internacional, ni proyectar mentiras al pueblo, ni practicar la genuflexión ante otros, como se ha comprobado en otros tiempos y ser testigos de las melonadas actuales.
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