«¡Policía vegana!»

17/04/2024
 Actualizado a 17/04/2024
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No existirá nunca un adiós tan épico a la soltería como el que tuvo Doug en Las Vegas hace ya 15 años. Sus amigos Phil y Stu –con la inestimable (y delirante) compañía de su futuro cuñado Alan– organizaron una fiesta que nunca olvidarán. O mejor dicho, que nunca recordarán. La pérdida de un diente, un tigre en el baño o un bebé que aparece en el armario son solo los restos de una noche que fue tan memorable como desastrosa a partes iguales.

La euforia que provoca el alcohol –y alguna que otra trampa– puede desembocar en un disfrute absoluto de la fiesta o en la más profunda de las pesadillas. Esta ciudad, León, que es abanderada del vino y la tapa, de salir a tomar cortos, con su Barrio Húmedo por bandera, se ha convertido en uno de los principales destinos del turismo de las despedidas de todo el país. Llámalo precios, llámalo gastronomía, llámalo amabilidad, llámalo permisividad, llámalo como quieras. Lo cierto es que raro es el fin de semana que paseando por el Casco Histórico de la capital no aparece un grupo de chicas con el más hortera de los velos blancos o unos chavales gritando «te casaste, la cagaste».

Un turismo que deja tanto dinero a la ciudad como algún que otro desastre, y que muchos de los establecimientos hosteleros de León ya se quieren ahorrar. «No se admiten despedidas», puede leerse en la puerta de algunos bares del centro, y es que estos grupos están considerados como ‘personas non gratas’ en muchos lugares de la ciudad. ¿Hasta qué punto una despedida tiene consecuencias en el descanso, la tranquilidad o el buen rollo de una noche de fin de semana en León? Consecuencias distintas a las que puede provocar cualquier otro grupo de chicas o de chavales que no tenga nada más que celebrar que el hecho de que sea sábado por la noche. No lo sé. 

Ahora bien, cuidado con las excursiones por la ciudad con el  megáfono y los símbolos fálicos o disfraces eróticos (que no es que hieran sensibilidades, es que son ridículos del todo) que dentro de poco habrá una nueva fuerza de seguridad en la ciudad que te pida que le enseñes todo lo que llevas encima. Sí, esa que creó la leonesa Samantha Hudson.

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