pedro-j.-abajob.jpg

Plazas llenas y templos vacíos

01/04/2024
 Actualizado a 01/04/2024
Guardar

Hace unos años en Semana Santa me decía un sacerdote amigo que en uno de los pueblos a los que sirve en la llamada Galicia ‘profunda’ tiene apenas una docena de feligreses habituales. El lugar –lo que para nosotros sería el pueblo o la pedanía, la división más pequeña del municipio– en cuestión no tiene censados a medio centenar de vecinos y en algunas calles todavía es frecuente pisar barro cuando llueve, que en esa zona es casi lo más normal. 

Tampoco llega hasta allí ninguna autovía ni carretera nacional ni nada que se le parezca y las comunicaciones tecnológicas tampoco están demasiado avanzadas porque en los despachos de Santiago de Compostela o de Madrid un pueblo de cincuenta habitantes no es una prioridad. Lo mismo que en muchos lugares de León, que en esto por desgracia nos parecemos bastante.

Allí la Semana Santa no es de bandas de cornetas y tambores o agrupaciones musicales con instrumentos de todo tipo ni tampoco de tallas deslumbrantes sobre tronos muchas veces exagerados para que un centenar de hermanos las saquen a hombros por las calles. No hay hermanos mayores, seises, priostes, jefes de paso, mayordomos, diputados ni ningún otro señor con cetro porque por no haber no hay cofradías ni hermandades. 

Mucho menos figurones a cara descubierta salidos o no de la voluntad de las urnas que consideran la procesión un escaparate y a la procesión van como si fuera un desfile de carnaval para ver y para ser vistos. Ese el constante peligro de las muestras de religiosidad tan vacías, los que no saben que la verdadera procesión es anónima y se esconde debajo de un capuchón o capillo, la que lleva una penitencia o agradecimiento desconocidos o la que bajo la túnica deja ver unos pies descalzos de no se sabe quién.

Pero nuestras semanas santas, en plural y refiriéndome a la de León y a las de otros muchos lugares dentro y fuera de la provincia, las que más se mencionan cada año por estas fechas, las de las calles y las plazas llenas pero los templos vacíos, son las que gozan de prestigio y de interés. Al menos turístico, que es el más buscado por los que consideran que todo esto es un espectáculo.

Lo más leído