22/05/2023
 Actualizado a 22/05/2023
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Hace unos días, contemplé cómo en una empresa tuvieron que despedir a empleados que llevaban mínimo 1 año dándolo todo por esa empresa. Ocurrió en León y ni la empresa ni los trabajadores fueron culpables, ya que se trató de una causa objetiva por motivos económicos de la empresa.

Esto lo narro, porque durante dicha situación poco cómoda, se produjo un ambiente de ternura y nostalgia. Nunca había visto tanta unión en una misma empresa. Raro fue el que no echó alguna lágrima.

Todo esto trajo a mi mente, la bondad que en general, nace de los leoneses y leonesas. No lo digo porque yo sea una fiel castellana, sino porque a la población del norte se nos suele etiquetar como personas distantes o frías. Sin embargo, a pesar de una seriedad engañosa porque somos muy risueños en confianza, considero que existe una humildad característica. No mejor, ni peor que la de otros ciudadanos de otras ciudades. Simplemente, única y sagaz.

Cada ciudad tiene sus normas y educación. Por esto, no hay ninguna que resalte sobre las otras, pero como buena leonesa que soy, me debo a mi ciudad natal.
Desde siempre, he escuchado a la gente decir que los y las de León somos más secos. Por el contrario, no sé que quieren decir con ese adjetivo. Si bien es cierto, que no somos perfectos. Tenemos nuestras manías y condiciones personales que pueden agradar a algunos o disgustar a otros.

Con todo esto, quiero remarcar la diversidad de personalidades que existen en un país y en cada ciudad que en este existe. Pues cada una de ellas tiene su propia cultura que constituye la cultura general del país.

A veces no nos damos cuenta de que los prejuicios y adjetivos negativos pueden nacer de creencias subjetivas. Eso no significa que no sean ciertas, solo que nacen de un punto de vista o varios, pero lo cierto es que en León existen muchas personas dulces, alegres, sonrientes y familiares.

Además, en ocasiones que le pongamos una etiqueta a algo o alguien lo convierte en menos realista, pudiendo llegar a herir la sensibilidad de algunas personas. Sé lo que escribo, ya que lo he podido vivir en mis propias carnes y por desgracia o por suerte, que te intenten amoldar a una idea o una ilusión ajena por quien la dice, puede recrear en uno mismo el olvido de quienes queremos ser o somos.

El ser es más que un conjunto de hechos o características físicas y amalgama de personalidades. Somos aquello que decimos y pensamos, pero no decimos por miedo. Un miedo enraizado en nuestra alma. De todas formas, no pretendo vivir ni que vivas sin miedo, este es parte de todo y es necesario para sobrevivir y renacer entre tanta guerra interna. Solo quiero que no opines sobre aquello que desconoces.
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