Lo de ‘otoño caliente’ es fácil de entender por la actual situación política en España. Pero hoy no es este nuestro tema. Lo de ‘caluroso’ hace referencia a las elevadas temperaturas propias del verano que ahora se prolongan el resto del año. El tema es muy serio. En el Norte de momento lo vamos llevando algo mejor, pero, si miramos al Sur, vemos cómo sus pantanos están prácticamente vacíos, el agua es cada vez más escasa, la nieve apenas llega a las montañas, el calor se hace insoportable, los agricultores se ven asfixiados…
Entre tanto los poderosos se reúnen de vez en cuando para hablar del «cambio climático». En torno a ello se mueven intereses de todo tipo, que no siempre buscan el interés general. Por otra parte están los llamados «negacionistas» que piensan que esto es un cuento y un negocio. Pero que el clima está cambiando es algo fácil de comprobar y no lo ponemos en duda. Otra cosa es el saber cuáles son las causas y cuáles las soluciones. Es cuestión de ver si se debe a la acción humana o a otras causas que nos superan.
Hace ocho años el Papa Francisco publicó una encíclica dedicada al cuidado de la tierra. titulada ‘Laudato si’. Desde la ignorancia algunos piensan que Francisco copió de la controvertida Agenda 2030, aprobada en septiembre de 2015; sin embargo la encíclica ya había sido escrita y publicada algunos meses antes. La Agenda apenas dice generalidades y no hace la más mínima referencia a la dimensión espiritual del ser humano. Y en algunos de sus objetivos y metas se esconden planteamientos inaceptables. La encíclica hace constante referencia al Creador y está plagada de citas bíblicas y del Magisterio de la Iglesia, pero, además, lo hace desde una ponderada fundamentación científica.
Pues bien, ocho años más tarde el Papa vuelve con el mismo tema con la exhortación apostólica ‘Laudate Deum’ (Alabad al Señor). Seguirá acarreando críticas sin fundamento, pero lo que pretende es decir a los que mandan en el mundo que tomen en serio el cuidado de la tierra en la medida en que ésta depende del ser humano. El Papa piensa en esos países que cada día se van desertizando, llevando a sus gentes a huir del hambre y la miseria. Y advierte del peligro de cerrar los ojos ante lo que se nos viene encima. Se trata de un documento profético, aunque a algunos les moleste. Pero sería más grave el silencio. No es un muy extenso, y lo deberían tener presente todos los hombres y mujeres de buena voluntad.