21/10/2023
 Actualizado a 21/10/2023
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El gran problema de España es el PSOE. Si nuestra democracia pudiese contar, como la mayoría de los países de Europa, con un partido socialdemócrata leal, nuestros dos partidos mayoritarios, sobre la base de un acuerdo indestructible en lo relativo a los pilares fundamentales del sistema político, se dejarían gobernar mutuamente en función del resultado de las elecciones, y aplicarían alternativamente sus respectivas soluciones para los problemas que más directamente nos afectan, a nosotros y a nuestras economías, sin tener que depender de minorías radicales. A partir de ahí podrían incluso alcanzarse pactos de estado en materias tan importantes como la educación, evitando el suplicio de tener que soportar nuevas leyes educativas cada cuatro días.

Pero el PSOE impide que eso sea así, prefiere someter la gobernabilidad de España a la tenaza de minorías cuyos intereses distan del bien común tanto como dista el cielo de la tierra, antes que ponerse de acuerdo con el PP en torno a la Constitución del 78.

Debe el PSOE esta deriva criminógena a una persona: el vallisoletano José Luis Rodríguez Zapatero. Lo que ha venido después no es más que la cizaña que él sembró. Socialistas como Felipe González, Alfonso Guerra, Joaquín Leguina, Nicolás Redondo, Odón Elorza y otros muchos se posicionan en contra, pero Ferraz ya no es su casa.

Al igual que Sánchez, Felipe ganó una elecciones prometiendo una cosa para luego hacer la contraria, me refiero a la entrada de España en la OTAN, pero para ello convocó un referéndum nacional. La amnistía para los golpistas del 1 de octubre, que Sánchez negaba hasta ahora mismo, es algo mucho más serio que formar parte o no de la OTAN, es un paso de gigante del cambio de régimen, de la demolición del sistema constitucional nacido de transición, que con todos sus defectos y carencias podría garantizar la estabilidad y la convivencia pacífica entre las dos Españas durante un largo periodo de tiempo. Por eso no tiene nada de extraño que González pida que se consulte a los ciudadanos sobre la amnistía a Puigdemont.

Por supuesto se trata de un brindis al sol, ni González ni nadie cree, a estas alturas, que a Sánchez le importe la opinión de nadie cuando se trata de obtener el poder.

 

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