13/05/2023
 Actualizado a 13/05/2023
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En tiempos de campaña llega el momento de sacar pecho y lucir orgullo. Los políticos que han gobernado harán gala de sus logros durante esta legislatura y quienes aspiren a hacerlo nos regalarán su habitual lista de promesas. Hasta aquí todo razonable y legítimo. Pero como me declaro independiente, prefiero mostrar mi orgullo, sano orgullo, de otra manera.

Hablando en clave municipal, me siento orgullosa de todos los leoneses que cada día se despiertan con los deberes hechos, tratando de hacer de esta ciudad un espacio mejor. Mi agradecimiento a médicos, profesores, funcionarios, autónomos, estudiantes, policías, barrenderos, periodistas y un largo etcétera. Pero ya que esta semana podemos disfrutar de la Feria del Libro, permitan que me declare orgullosa del gran patrimonio cultural con el que cuenta León. Todos deberíamos sentirnos orgullosos de la labor, muchas veces altruista, que llevan a cabo muchos creadores en nuestra ciudad. Escritores, músicos, pensadores, editores, fotógrafos, escultores o quienes se dedican a las artes escénicas, en el silencio de sus estudios van desgranando lo que se convertirá en el legado que en el futuro nos definirá y nos trascenderá. Por eso me siento orgullosa, por ejemplo, de Nuria Viuda y sus magníficas ‘Crónicas de los días que pasan’, de las ‘Lenguas en los árboles’ de Antonio Manilla, de ‘El abrigo de los sentidos’ de Asunción Carracedo, de ‘Algunos nombres del tiempo’ de Juan Campal, por citar algunos nombres, que todos están, aunque una columna tenga por naturaleza caracteres limitados, que nadie se ofenda por olvido.

Me enorgullece este León con su Ágora de la Poesía como también es un orgullo admirar las esculturas de Ana Mª Loreto, Juan Carlos Uriarte, Carlos Cuenllas o la pintura del gran Karlos Viuda. El piano de Raquel del Val y Belén Ordóñez, la fotografía de Vicente García, Andrés M. Trapiello o Carmen Coque. Siéntanse orgullosos, consuman, pasen y lean.
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