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Nos pensaron como ciudades

29/04/2020
 Actualizado a 29/04/2020
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Vinieron con mucha pompa y boato, se hicieron la foto en la pared de barro, el selfie con los niños en la plaza y el vídeo en el tractor. Hablaron con la paisana que salió a la puerta de casa a ver qué jaleo era ese cuya matraca llegaba hasta el mismísimo corral y entre medias de todo esto pronunciaron cosas como «acabar con la despoblación» o «dotar de internet a los pueblos» con una meda de paja al fondo. Colmaron de palmaditas en la espalda a los ganaderos con una campechanía más impostada que la caricia a un jato como si este fuese un perro. Acabados todos estos esparavanes, montaron en el coche de cristales tintados para dirigirse a la carretera más próxima sin baches y se olvidaron de lo que vieron. Una vez comenzaron a rodar por la primera autovía se olvidaron de todo y cuanto escucharon vanagloriándose de llevar en la tarjeta de memoria unas cuantas estampas para el plan de propaganda preparado al detalle con el objetivo de rascar hasta el último voto. Me lo temía, se olvidaron de nosotros. Una y otra vez, y ahora una vez más. Se olvidaron de aquellas paredes de barro de casas en las que ya no vive nadie, de aquellos niños que estaban en la plaza de un pueblo donde no hay ni farmacia, ni quiosco, ni supermercado hasta los que salir a pasear para aliviar el confinamiento. Nos pidieron perdón y les abrieron las puertas al campo y al bosque. Pero se olvidaron de los paisanos a los que impiden acudir a preparar la sementera al huerto y a los pueblos los pensaron como ciudades. En ellos el teletrabajo es un desafío a la paciencia gracias a una conexión a la red tan precaria como la competencia de la clase política. Igual esta no merece representar a quienes han subido al tractor para desinfectar los pueblos, ni a tantos alcaldes de la provincia que se les ingenian estos días para dotar de material de protección a sus vecinos o para encontrar un resquicio legislativo a través del que poder ayudar a familias y autónomos. Tampoco a los que a hurtadillas han ido a trabajar su huerto porque con nadie se iban a encontrar en el camino hubiera o no un estado de alarma. El desconfinamiento puede empezar por el Ministerio del Reto Demográfico si lo que van a hacer es dar la espalda a esa España a la que, cuando vienen mal dadas, todos queremos escapar.
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