28/10/2023
 Actualizado a 28/10/2023
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La prensa se hacía eco la semana pasada de que las sociedades protectoras de animales alertan de un aumento del número de abandono de mascotas y de un correlativo descenso del de adopciones, como consecuencia de la entrada en vigor de la Ley llamada de bienestar animal. El efecto paradójico recuerda al de la infausta Ley de ‘sólo sí es sí’, cuya supuesta finalidad era proteger a las mujeres y que trajo como consecuencia inmediata la suelta de centenares de agresores sexuales condenados y la rebaja de penas para más de un millar, lo que constituye un escándalo sin precedentes en la historia universal, que deja a la altura del betún a todos los colectivos feministas que aún no han exigido la cabeza la ministra Irene Montero.

En el sector de la vivienda la acción legislativa del Gobierno no ha sido menos nefasta. La nueva Ley de vivienda, que entró en vigor en mayo, dificulta y alarga los desahucios, generando una enorme desprotección del propietario frente al impago de la renta. Como consecuencia, la oferta de alquileres se ha reducido más de un 30% desde la entrada en vigor de la norma, según informaba esta semana la Federación Nacional de Asociaciones Inmobiliarias. Aparte de que una reducción de la oferta siempre redunda en un incremento general del precio de los alquileres, los propietarios (más de un 25 % de ellos, según la Federación mencionada) ha optado por exigir requisitos más estrictos a los inquilinos para poder acceder al alquiler, tales como el aumento de la fianza, el pago de varias mensualidades por adelantado o la entrega de avales bancarios. Los últimos perjudicados son, por supuesto, los demandantes de vivienda económicamente más vulnerables, que serán incapaces de cumplir tales requisitos y que en todo caso tendrán que soportar rentas más altas. 

En fin, que cada vez que el Gobierno socialcomunista decide proteger a un colectivo, este se ve indefectiblemente abocado a las mayores penurias. En esto nuestros mandatarios siguen la estela de sus mayores en la fe. Los próceres de la Unión Soviética llegaron al poder con promesas de reparto universal y equitativo, y en efecto, consiguieron que a todos llegara por igual la miseria y la privación de libertades. Menos a ellos, claro.

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