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¡No extiendan la rabia!

15/03/2018
 Actualizado a 14/09/2019
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En esas ocasiones en las que quienes más razones pudieran tener para perder la calma y clamar venganza son quienes más cordura muestran y llaman a la contención y a la expresión del dolor callado, dan una muestra más de que esta sociedad está enferma. Algunas de las respuestas y proclamas escuchadas, algunas de las imágenes vividas, algunas de las actuaciones ofrecidas, parecieran más típicas de esas malas películas del lejano oeste en las que se condenaba de antemano, sin juicio alguno, al albur de los más exaltados, generalmente los más descerebrados, aquellos que nada tienen que ver con lo sucedido pero que se erigen como los más firmes defensores de la causa, cual si no hubiera respuestas legales para abordar y encauzar el conflicto. Decía el teólogo Sebastián Castellio, hace ya más de cuatro siglos, que los fanáticos son aquellos que no conciben otra verdad que su verdad, otro juicio que el propio, otra sentencia que no sea la que les dicta a ellos sus vísceras. Cuánto más grande es el dolor, mayor ha de ser la pausa, la reflexión, el sosiego, el análisis detallado y pormenorizado de todas las circunstancias para que de ese modo nada escape al veredicto final. Acompañar en el dolor a quién en verdad lo sufre es lo único que debiéramos hacer. Ver a toda esa representación política dando abrazos cual apenados allegados no hace otra cosa que retratar su necesidad de parecer lo que no son. Mejor que hicieran sin ser vistos. Mejor, por parte de ellos, ser que parecer. Hay muchos que no dudarían en ejecutar la vieja ley del Talión, aun sin saber qué es lo que ha pasado realmente, vomitando insultos por boca de quienes nada saben, más allá de lo que algunos, no todos, de los carroñeros del ‘share’ televisivo les sirven en píldoras horarias envenenadas y faltas de todo rigor. Hay animales que viven de retirar la carroña de nuestros campos y montes, siendo así aliados de todos. Hay otros animales que viven de sembrar carroña en nuestras vidas, esos son claramente prescindibles.
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