03/11/2022
 Actualizado a 03/11/2022
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La empanada no es el plato leonés más representativo, pero ningún otro protagonizaría de manera más acertada los carteles de la Feria de los Productos de León que en unos días llegarán a ‘banners’ y marquesinas. Una vez más, las ovejas estarían balando en Diputación porque perdieron bocado: cuando se dieron cuenta, el Palacio de Exposiciones ya estaba reservado y el evento no pudo celebrarse, como es costumbre, coincidiendo con El Pilar.

Pese a esta política del perpetuo lamparón, la feria ya ha sido confirmada para dentro de tres semanas y volverá a ser una excusa tan buena como cualquier otra para darse un paseo por los sabores de esta tierra. No cabe duda de dónde está nuestro mayor encanto: León conquista a hombres y mujeres, a propios y a extraños, por el estómago.

Desde lo más obvio, una ración de cecina maridada con Prieto Picudo, hasta lo más auténtico, torreznos y roscas de anís en los fogones de cualquier abuela. Algunos bocados con denominación de origen, como las alubias de La Bañeza, el chorizo de La Tercia, la trucha del Órbigo, el queso de Valdeón o el cocido maragato, y otros muchos que disfrutamos casi por doquier: mieles de las que quieras y una más, callos con morro, guiso de pollo de corral, revuelto de boletus o cordero a la estaca. Palada de tópicos para preparar la huerta: tomate de Mansilla, pimiento de Fresno y puerro de Sahagún ¿Y El Bierzo? Tengo tan pocas pruebas como dudas de que no hay otra comarca en el planeta con tal concentración de calidad agroalimentaria: castañas, cerezas, peras, sus variedades de uvas y el contundente botillo.

Olla ferroviaria, chanfaina, migas, una simple tapa de morcilla o complicarse con un chuletón de ‘El Capricho’… si es que hasta un bocata de ‘pollo a la abuela’ de esos que tan bien entran a deshora. Brindar por todo ello con vino de Valdevimbre, cerveza de Carrizo o hidromiel de Almanza. Saber que no habrá comilona en condiciones sin un hueco para un hojaldre de Astorga o un ‘Nicanor’ de Boñar. Y es que postres son amores y no buenas razones: lazos de San Guillermo de Cistierna, chocolates de Carbajal de Rueda o brazo gitano de la panadería de Prioro.

Con esta despensa no es de extrañar que cuando el leonés sale de esta tierra tenga la sensación de que no come, de que tan solo mata el hambre. Bueno que lo dejo, que si esta columna no te ha abierto ya el apetito ha fracasado de forma estrepitosa. Yo me voy a la nevera, que seguro que algo rasco.

—Anda… ¡Si queda empanada! ¡Ñam!
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