Me dijeron que era sinestésica porque veo en cada persona una música, oigo colores, enlazo objetos con sabores u olores y visualizo conceptos abstractos, como el tiempo. En definitiva, cada persona me parece una partitura diferente y hace años que puedo percibir con claridad las notas desequilibradas, los elementos sin armonía, en resumen, cacofonías. La sanación de esa anomalía afecta al resto de la «pieza musical» porque somos un universo interconectado, sin compartimientos estancos, somos un sistema que avisa aun sutilmente, que deja la puerta abierta a la anticipación y a la comprensión holística cuerpo-mente y mente-cuerpo. Si cambiamos, por ejemplo, nuestra forma de pensar modificaremos nuestra alimentación, pero también viceversa. Es por esto que en mí ha dejado una impresión honda la estancia en la clínica SHA Wellness y, en concreto, la charla que mantuve con el Dr Vicente Mera, una eminencia en materia de antiaging y autor del libro ‘Joven a Cualquier Edad’. La clínica SHA lleva años apostando por un tipo de medicina predictiva, preventiva y sistematizada pero integrativa, una combinación maestra de salud físico cognitiva, autoconocimiento, equilibrio cuerpo-mente, alimentación saludable, ejercicio y control del estrés y del sueño. Así, a bote pronto suena lejano y lujoso, teniendo en cuenta lo que aún hoy día entendemos por asistencia médica, pero hagamos memoria y traigamos a colación aquello que ya las abuelas nos advertían «más vale prevenir que curar». Parece obvio que la medicina hipocrática, que en sus orígenes tenía como objetivo curar y estaba centrada en los síntomas del paciente (ya enfermo) debería virar hacia un sistema que prevenga. Una medicina que escuche las notas que no concuerdan y se anticipe al desastre, Esta nueva idea aún no ha calado del todo en la sociedad, aunque cobra fuerza día a día. Cada vez somos más los que pensamos que la vida ha de ser vivida de la mejor forma posible hasta el último momento, buscando siempre nuestra mejor versión con la genética que nos ha sido dada, tuneando nuestro hogar corporal para mejor y aprendiendo a amar y a escuchar nuestros órganos. La esperanza de vida es cada vez mayor y eso de «ser joven» ha evolucionado en el fondo y en la forma. Como ejemplo pongamos la menopausia y la calidad de vida a partir de ella. Esta es un área novedosa, entre las muchas que evolucionan dentro de la medicina. La menopausia es un asunto del siglo XX y la respuesta a esto es que la mortalidad de las mujeres en el siglo XIX impedía que muchas pasasen esta frontera y se preguntasen como vivir bien y con salud un ciclo tan importante.
Deberíamos tener en cuenta el coste que supone la enfermedad en la contabilidad nacional, así como los costes invisibles de la misma, un coste que se podría atenuar con la prevención, además de crear una sociedad más feliz y consciente. El Dr Mera insiste en la autonomía de la persona, en la relación que cada uno tiene con su propio cuerpo y el autocuidado regular. La educación en estas áreas debería ser básica. Esto es algo que he aprendido durante mi estancia en SHA, donde los tratamientos ancestrales, especialmente los orientales como acupuntura y técnicas ayurvédicas van de la mano de la innovación más puntera. La clave es tratar a cada persona como lo que es: Única. Escuchar su partitura. Ayudar a que los miles de pacientes que ya han pasado por allí agucen su oído interno y aprendan a bailar a su propio son y en su mejor versión.