Por decisión de nuestro obispo D. Luis Ángel de las Heras, y a instancia del padre D. Manuel Flaker, que además de párroco del Mercado es del barrio de toda la vida, tendrá lugar el próximo 7 de octubre, en la Catedral, la coronación canónica de la Virgen del Mercado, La Antigua del Camino, como ayer pregonó brillantemente el Cronista Oficial de la Ciudad, Máximo Cayón Diéguez.
Con este rito litúrgico de la coronación otorga la Iglesia reconocimiento oficial a la cálida devoción que desde hace tantos siglos suscita entre los leoneses esta imagen dolorosa.
La tradición que la sustenta es antiquísima, del año 560 data la aparición de la imagen de la Virgen en una zarza del prado que hoy llamamos Plaza del Grano, en el lugar en el que se encuentra el crucero. La imagen en sí, de María al pie de la cruz, con Jesús muerto en los brazos, es gótica, de finales del siglo XV, y en ella destaca una llamativa expresión de dolor. Las manifestaciones de religiosidad popular que ha generado son multitudinarias, especialmente la novena de los Dolores, que llena cada año la Parroquia del Mercado ya antes del amanecer, y no digamos la procesión que recorre la ciudad vieja, y visita la casa del patrón San Marcelo, en la tarde del viernes que inaugura la Semana Santa. En otras salidas, documentadas a lo largo de los siglos XVII y XVIII, la Virgen del Mercado ha dado amparo a los leoneses frente a sequías y pestes.
Con todo, no es la antiquísima aparición, ni la calidad artística de la talla, ni los prodigios que se le atribuyen, ni las tradiciones entrañables que ha suscitado, lo que explica que el fervor por esta imagen de María se haya mantenido a lo largo del tiempo y crezca incluso en este frío siglo XXI.
Lo que, a mi parecer, se encuentra en la raíz de esta devoción es su mensaje. Desde su vieja casa al pie mismo del Camino de Santiago, sosteniendo el cuerpo de su hijo, con la cara descompuesta, María nos mira y nos dice, «mirad vosotros, los que pasáis por el camino, si hay dolor semejante al mío» (Lam. 1,12).
Y las madres de León que han perdido a un hijo, y los leoneses todos en nuestros momentos de mayor sufrimiento, le hemos aguantado la mirada y hemos encontrado consuelo.