08/07/2023
 Actualizado a 08/07/2023
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Todos alguna vez lo hemos sentido, porque tal y como indicaba Lovecraft «la emoción más antigua e intensa de la humanidad es el miedo». A la muerte, a lo oculto y sobrenatural, desde el demonio como presencia inquietante y tentadora, a veces escondida bajo la apariencia amable de una figura humana que traiciona y lesiona, hasta los fantasmas y espíritus que intuimos levitando subrepticiamente por los pasillos de casa, a menudo más situados en la azotea de nuestra mente que en otro sitio. Miedo a sufrir una metamorfosis, a que una mañana el espejo nos devuelva una identidad distinta frente al espejo de nuestra conciencia, a que nos despojen de nuestra memoria, o a que ese lado oscuro que nos puebla, tome las riendas de nuestros actos y nos secuestre emocionalmente.

Hemos ahondado en todos ellos estos días en el congreso Fogo sobre ‘Folklore y gótico: Entornos y presencias sobrenaturales en Europa y las Américas’ que se ha celebrado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de León, impulsado por Miriam López Santos, profesora de la Universidad de León, han colaborado también como directoras Sandra García Gutiérrez de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill e Inés Ordaz Alonso-Collada, profesora de la Uned. Durante las tres jornadas de duración hemos disfrutado horrorosamente escuchando a expertos académicos mundiales del género gótico, transitando por las campiñas inglesas de la Inglaterra del siglo XVIII, partera del género, mientras temíamos ver aparecer cualquier bestia inimaginable de entre las páginas de una novela distópica mejicana, o tal vez caer en la marmita de alguna bruja maléfica ya fuera por tierras de Barahona, Trasmoz o Zugarramundi, subidas al monte Akelarre. Nos hemos sobrecogido con la cruel historia de La Llorona, e impactado con la pertinaz presencia de los pájaros de Hitchcock mientras desde las ruinas de algún templo gótico, acechaba la presencia maléfica de un hombre lobo sediento de sangre buscando una víctima antes de que se la arrebatara el vampiro de Walpole que acecha desde el Castillo de Otranto.

Mi madre siempre dice que teme a la soledad. Por eso tranquiliza que haya iniciativas como la de «estoy contigo» de Cáritas, que pone a iniciativa de las personas que se sienten solas en los pueblos el teléfono 691 59 98 95. Se trata de un acompañamiento telefónico a personas mayores que están solas, y la información es canalizada a través del voluntariado de las parroquias y la pastoral de la salud de la Diócesis de León.

La soledad es ese vampiro que succiona el ánimo hasta relegarnos al olvido.

Gracias al hematólogo Fernando Escalante y el diácono Miguel Lescún, que están al otro lado del teléfono.

Eso es lo que me daría a mí miedo, que no existieran personas como Miguel y Fernando.
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