Angel Suárez 2024

Me agrada un cementerio

04/11/2023
 Actualizado a 04/11/2023
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Caprichos del calendario, que los Santos cayera en miércoles me permitió este año adelantar unos días la visita al cementerio que manda la tradición piadosa. Lo encuentro ya repleto de flores frescas.

Recién cumplidos los cincuenta, poco más allá del «mezzo del cammin di nostra vita», siendo optimistas, ya son unos cuantos parientes y amigos los que uno tiene allí. La visita sirve para rezar por ellos, en primer lugar, pero también para ponerles al día. Imposible no sentirse un poco como aquel nieto que Lolo, cuyo cabo de año acabamos de conmemorar, dibujaba a los pies de la tumba del güelu.

Al margen de la oración y del recuerdo, aprovecho para dar un paseo por el cementerio, siempre me ha resultado relajante, es como caminar por el negativo fotográfico de León. Igual de poblado, pero silencioso.

Alrededor de la capilla, que es como su catedral, se encuentra el centro urbano, donde las viviendas son más antiguas y donde es más fácil encontrar edificaciones suntuosas, pero también otras viejas a las que el tiempo ha pasado factura, sin herederos que se ocupen de las goteras. Caminando nos adentramos enseguida en barrios más humildes. Cuando parece que se acaban aparece una zona recién urbanizada, la expansión, tan nueva y aseada que casi dan ganas de mudarse, una Lastra sin Incibe. Es hora de dar la vuelta.

Me gusta detenerme en los nichos acristalados que, como llamativos escaparates, muestran fotografías y figurillas de porcelana. Tienen algo que habla de la inocencia y bondad de sus constructores.

Como su polis, la necrópolis de Puente Castro cuenta también con edificios destacados: magníficos panteones ricamente decorados que, como los palacios capitalinos, perpetúan ilustres apellidos. Pequeñas capillas de órdenes religiosas, el panteón de la guarnición, que equivale al Gobierno Militar de la calle Independencia, y el monumento de Falange, que a pesar de que falte Chuchi sigue teniendo su ramo de rosas.

En un rincón a la izquierda de la entrada se agrupan los nichos de los que cayeron en acciones de guerra que enuncian sus epitafios. «Por Dios y por España», muchos de ellos escandalosamente jóvenes. Quedad con Dios que aquí sigue habiendo España a pesar del PSOE, les digo al pasar.

 

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