Sacrifico mascarilla,
despojada de virus y meriendas.
Llevamos mucho tiempo juntos.
La adquirí,
si la memoria no me ofende,
en un mercadillo de León.
Flecos y topos azules,
forro de guata y algodón.
Ha resistido pandemias,
inviernos,
corrosiones de nariz y saliva.
Sin olvidar algún lamento.
Deplorada y amada,
nunca pensé,
vaya país el nuestro,
que sería objeto de leyes.