Angel Suárez 2024

Más Capra y menos Sartre

16/12/2023
 Actualizado a 16/12/2023
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La época en que nos encontramos me levanta el corazón como pocas a lo largo del año. Me encanta felicitar la Navidad y que me la feliciten, enviar y recibir tarjetas, quedar con amigos y compañeros para cenas y vinos, cantar villancicos, pasear por los mercadillos abarrotados de gente debajo de las luces de colores, llenar la casa de adornos, poner el Nacimiento con mi familia, pensar en los menús de las comidas y cenas que se avecinan y negociar con los Reyes Magos el volumen de sus sacas de este año en función de cómo nos hayamos portado y de cómo anden sus posibles.

A otros les sucede lo contrario. La soledad, la nostalgia, las ausencias de amigos y familiares queridos que celebran ya la Navidad en el otro mundo, pueden hacer que estos días resulten amargos para muchos. Ojalá el milagro de la fe pudiera ayudarles a todos. Cuando se es capaz de creer que la esencia de estas fiestas es la venida al mundo de un Dios que decidió asumir nuestra condición humana, de la forma más humilde posible, para salvarnos y permitirnos ser felices en esta vida y reencontrarnos en el cielo con los que ya se fueron, esa amargura navideña se ve notablemente aliviada.

Siento compasión también (aunque menos, la verdad sea dicha) por los que se amargan en estas fechas por placer o, más frecuentemente, por pura pose, que son bastantes y muy cansinos. Los aguafiestas que nos torturan desacreditando la Navidad con la cantinela del consumismo desbocado y del buenismo hipócrita.

Nunca he defendido el capitalismo, ni el mercado es mi dios, pero que la gente se quiera gastar el dinero en regalos y langostinos en este tiempo, o cuando le dé la gana, ni me quita la paz ni me parece un grave problema ético. Al revés, deseo que disfruten de sus compras y me alegro por el pescadero y por el vendedor del Corte Inglés que lucra la comisión.

En cuanto al argumento de la hipocresía, parece que para estos cenizos cada vez que alguien nos felicita las Pascuas tenemos que suponer que está tramando hacernos la vida imposible en cuanto pase el 6 de enero. No esa mi experiencia, se lo aseguro.

 

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