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Los cerebros del PSOE

26/06/2022
 Actualizado a 26/06/2022
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El socialismo siempre fue una opción política respetable y respetada. Y, en ciertas épocas, incluso mayoritaria, con sus luces y sus sombras, con sus aciertos y sus errores, al igual que ocurriera –y ocurre– con otras alternativas democráticas. Sin embargo, el nuevo ‘PSOE sanchista’ es todo lo contrario. Una confusión de ideas. Una selva sin orden ni concierto. Y no porque, ahora, las elecciones andaluzas los haya dejado en paños menores y hechos unos zorros, sino por su pueril reacción ante el matarile de las urnas la noche del 19 de junio.

Con el escrutinio a punto de finalizar se intuía –o se sabía de antemano– que el muy ‘honorable’ Pedro Sánchez no se pondría detrás del atril para valorar los resultados. A él la van a tocar los costados. Cosa distinta habría sido si hubieran ganado con holgura. Entonces sí. Inflamado el espíritu y con una sonrisa estilo Carpanta –el personaje del cómic creado por Escobar– su aparición habría sido segura. Y verbenera. Con confeti, serpentinas y lamparitas de colores.

Total, que para tal menester ordenó a la ‘polifacética’ e instigadora Adriana Lastra, que compareciera ante los periodistas para pasar el trago. Y la de Ribadesella –que asturiana es– con la boca cargada de munición mezquina, escupió que el presidente Moreno Bonilla, el PP, en definitiva, debía su triunfo a los «fondos ingentes» (?) que les había enviado Sánchez para la lucha contra el Covid. Ese es el nivel. Un dechado de maldad esta fémina. Y tan mona ella. Ni una asunción de responsabilidad. Ni un pésame, señor. Ni una palabra de autocrítica. La misma dama que alentaba horas antes a salir a la calle con horcas y palos si la derechona y los fascistas ganaban los comicios. Hay que ser miserable. Ese es todo el intelecto político de una moza que no vale ni para tacos de escopeta, por mucho que se empeñe Sánchez en protegerla y promocionarla. Y ese es el nivel del actual PSOE, del que reniegan los socialistas íntegros y cabales. Que los hay y por centenares.

La otra estrella invitada tiene nombre propio: Luis Tudanca. El secretario general del PSOE en Castilla (y León) solo extrajo una conclusión del desastre socialista. «Al menos –dijo– la extrema derecha no será decisiva ni gobernará en esa comunidad». Un genio. Se le secaron las meninges. Tudanca se olvida de que Fernández Mañueco podría gobernar en solitario si él y su dignísima troupe se hubieran echado a un lado para impedir que Vox llegara al poder. Jamás lo aceptó y de esa acción se sustanciaría que, efectivamente, los ‘malos’, la extrema derecha fuera decisiva para la reelección de Mañueco y que, por ello, cogobierna la autonomía. De modo, que menos demagogia barata y más seriedad, muchacho.
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