28/01/2024
 Actualizado a 28/01/2024
Guardar

El Musac albergará una exposición de Ai Weiwei a finales de este año para la que el artista chino ha estado esta semana comprobando ubicación en las diferentes salas del espacio expositivo. Será un gran hito para la casa, no hay duda, con resonancia política y mediática poderosa. Pero lo que sería un campanazo con trascendencia global todavía no ha sido difundido. Y puede que esté en ello, según cómo razonemos. 

En la misma jornada que visitó el museo, A. W. saltó al Cocinandos. Sí, seguramente para combatir la hipoglucemia pero ¿quién nos dice que no estuvo pergeñando alguna novedad más? Los espíritus creativos nunca dejan de hacerlo, así que es más que probable que así fuera. Por otro lado, el prestigioso restaurante que alberga la dieciochesca Casa del Peregrino de la Plaza de San Marcos, está regentado al cincuenta por ciento por un chef dotado de alta sensibilidad. Hace poco me acerqué con sigilo a la puerta de cristal para jispiar hacia dentro (ya que nunca he entrado en esta nueva ubicación) y al poco estaba saliendo aquel a ver qué quería.

–Nada, nada, gracias. Solo admirar lo bonito de la reforma– maquillé.   

Relacionamos restauración con alboroto y algarabía, pero los sitios de cocina creativa suelen ser silenciosos, salvando la protocolaria avalancha informativa sobre los preparados y la percusión aguda de la loza contra cualquier cosa, la cual, a alguien tan afinado contra la menor alteración de su entorno como es el cocinero de estrella Michelín, no puede dejar de ofender. Si sumamos a esto la capacidad del arte contemporáneo para despojar de las propiedades innatas a los objetos en un juego fluido trampanto-paradójico ya lo tendríamos. El pekinés y el leonés se estaban currando una nueva línea de loza carente del estrépito propio de su manipulación, ¡estaban diseñando una loza silencioza! 

La LOza Falta de Alboroto y Algarabía, o más comúnmente llamada LOFAA Weiwei, supondrá una revolución del acto de comer y su posterior lavar los platos. Yo mismo ya puedo plantearme en la casa de mis sueños montar una cocina abierta como espacio de socialización (como me empuja a hacer un colega proyectista muy defensor de esa idea) sin tener que arriesgarme a ser lapidado por alterar una siesta de sofá vaciando el lavavajillas. Ay, ¡qué alivio!, Ai.

 

Lo más leído