Pasó toda la vida en los pueblos: después de la partida estábamos los que marchábamos «a casa» y los que marchaban «a la finca». Con los teléfonos móviles pasa igual: a los pringados nos entra un virus, pero a los fantasmas, tipo el cacique de Camponaraya, se lo «hackean». Se lo suelen hackear a altos cargos, pero... ¿al presidente de una mancomunidad de aguas? En realidad el sueldo sí es de alto cargo. Suena a tirita antes de la herida, porque ya hace tiempo también dijo que le habían hackeado los ordenadores municipales y ahora en la red se pueden consultar los datos con solo poner «Camponaraya y corrupción».
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