Menos mal que subieron las mujeres de la mina al escenario y maquillaron una imagen en la que los hombres ganaban por goleada en el acto institucional del 8-M. Se celebraba esta vez en Igüeña y no estaba previsto que su alcalde tomase la palabra pese a ser el anfitrión, pero su homólogo en la cuna de la democracia se saltó el protocolo y compartió con él la lectura de los párrafos que le habían correspondido. A varios les cambió la cara, a alguno incluso se le quitó la tos y hubo quien tuvo que disimular y cederle al anfitrión la entrega de su ramo de flores. Cosas de ser socialistas en tiempos de guerra.
Lo más leído