Le había pasado a infinidad de visitantes de la ilustre ciudad de León, pero el otro día le pasó nada más y nada menos que al presidente de la Diputación de Valladolid. De visita personal a la capital leonesa, desde el anonimato que da alejarse 140 kilómetros del cargo, se fue a tomar unos vinos por el Húmedo y, en la plaza de San Martín, entró en un conocido bar que le habían recomendado por la contundencia de sus raciones. Cometió el error de pedir un vino de Rueda, a lo que el camarero le respondió que «vinos de importación no servimos». Buen viaje de vuelta.
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