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Los impuestos no son buenos

22/03/2024
 Actualizado a 22/03/2024
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En mi etapa escolar se empezó a poner de moda en los colegios una formación no reglada que venía a completar la formación curricular de los alumnos para desenvolverse en el mundo real. Poniéndonos en contexto, podemos estar hablando de principios de los 90, donde aquella España se esforzaba por llegar a los niveles de modernidad de otros países a los que nos queríamos parecer.

De aquella, era relativamente típico que se ofertase a los colegios algunas horas de educación sexual en las que se hablaba de «la coyunda», desde el punto lúdico/festivo, más allá del objeto de la procreación. Tampoco eran extrañas las charlas y cursos sobre el consumo de drogas o de cualquier otra cosa de ‘esas’ que se suelen aprender en las calles.

Era tan controvertido el asunto de ese tipo de formación que, siempre, sin excepción, se pedía autorización a los padres de los alumnos para que pudiesen asistir, o en caso negativo, utilizasen esas horas como horas de estudio aquellos alumnos cuyos padres no consideraban oportuno que a sus hijos de 11 años les explicasen cómo, por dónde o por qué se tenían que colocar un condón. Los tiempos van cambiando y aquella formación sexual ya ha ido quedando algo olvidada, entre otras cosas porque ya no hay nada que no les enseñen a nuestros hijos Bad Bunny, Beacky G o Raw Alejandro en sus canciones.

Estas semanas, la Agencia Tributaria se ha dedicado a ir por colegios de León dando una formación a nuestros hijos sobre qué son los impuestos, lo útiles que son y lo bien que nos va a toda la sociedad con dichos impuestos. Para rematar este ‘programa de educación cívico-tributaria’ que llaman, han programado un concurso nacional de dibujo y/o redacción en los que se destaque «la importancia de los impuestos en nuestra sociedad». Curiosamente, un curso de tan fuerte calado ideológico y adoctrinador, no parece que suscite tanto temor al no verse necesario informar a los padres ni pedir autorización para que nuestros hijos asistiesen a tal charla.

Los impuestos no son buenos, no pueden serlo cuando su carácter es obligatorio, y a la hora de abordar su explicación se confunde su propia naturaleza y bondad, con el destino de lo recaudado. Del mismo modo que podríamos decir que, como la fiebre es un mecanismo de nuestro cuerpo para combatir el desarrollo de microbios, la fiebre es buena y cuanta más fiebre, mejor. 

La fiebre es ‘buena’ hasta cierto nivel, pero llegado el caso, puede llegar a matar a una persona. Por eso la fiebre se intenta hacer bajar con medicamentos, en lugar de dar charlas y hacer concursos de dibujo de lo buena que es la fiebre. Del mismo modo, los impuestos no son buenos ‘per se’, porque pueden ir a pagar la sanidad o la educación, pero también pueden ir a comprar los votos de independentistas en una investidura.

Formemos a nuestros hijos en el esfuerzo, el emprendimiento y la creación de puestos de trabajo y que ellos opinen por si mismos si dedicar más de la mitad del año de su trabajo a pagar impuestos es bueno o malo.

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