Óscar Quindós 7 2 2024

«Honrarás a tu madre»

29/03/2024
 Actualizado a 02/04/2024
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Las religiones son peculiares. Si acudimos a la Real Academia Española, se define como el conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto.

Aprovechando la venida de la Semana Santa y encontrándome yo en las antípodas de los sentimientos religiosos, celebré a mi manera estos llamados Días de Pasión tachando de mi lista de pendientes la última creación de Los Javis, ‘La Mesías’.

La sinopsis podría ser enrevesada, pero la resumiré en una mujer a quien la combinación de su situación mental y juventud truculenta la empujan a refugiarse en los brazos de Dios para darle sentido a su vida. Y vaya que si se lo da, se convierte en una emisora del Todopoderoso, quien habla a través de ella y le pide que sus hijas salven al mundo cantando.

A mi parecer la serie cojea por muchas partes, no consigue transmitir una idea fija porque no se decide entre los traumas infantiles o las ínfulas de éxito de una mujer atormentada. Pero el personaje de Montserrat, la Mesías, es simplemente delicioso. Ella, capaz de escribir una nueva versión de la Biblia y de transmitir la palabra de Dios a través de canciones, gobernaba en su casa a base de temor.

En honor a la verdad, hay que mencionar que la serie no solo se centra en el cristianismo, que fácilmente ocupará un 90 por ciento de la trama, sino que además muestra otros cultos como a los alienígenas, a las drogas o al hinduismo. Y todas ellas están representadas con un gran nivel de respeto y educación.

Justamente la falta de educación fue lo que llevó a unos vándalos a destrozar, hace unas semanas, las tumbas del cementerio de la localidad leonesa de Valderas. Se trata de ignorancia, de falta de empatía y de sentido común. El caso es todavía más grotesco cuando uno ve las imágenes y se da cuenta de que el objetivo principal de estos insensatos eran las fotografías de los difuntos.

No tener la capacidad de razonar, aunque sea por una milésima de segundo, del daño que se infringe a las familias que han elegido recordar de esta manera a sus fallecidos, denota una carencia de inteligencia para vislumbrar la diferencia entre el bien y el mal. Y no lo digo por respeto al sentimiento religioso (suelen ser las religiones las más intolerantes), lo digo por el respeto al ser, al ego, a la sociedad que conformamos.

No se entiendan estas palabras como un llamamiento a la mojigatería, la gente más divertida siempre ostenta un toque de perversión, pero la base para vivir en una sociedad civilizada es el respeto hacia uno mismo y los demás, ya que la pérdida de estos valores empuja hacia los gobiernos basados en el temor al otro.

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