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Gracias, Don Tomás Alija

16/04/2024
 Actualizado a 16/04/2024
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Con bastante frecuencia gran parte de las noticias y opiniones que salen en los medios de comunicación hacen referencia a acontecimientos lamentables y a personas y comportamientos impresentables. Por ello no podemos desaprovechar las ocasiones que nos brindan escribir sobre hechos y personas ejemplares. Y, aunque nos entristece a quienes le conocíamos la muerte de Don Tomás, nos reconforta poder recordarle con gran afecto y gratitud.

Don Tomás, nacido en el seno de una familia numerosa en una villa de muchos conocida, Benavides de Órbigo, sintió la llamada al sacerdocio y se estrenó como cura en el Seminario Menor de La Bañeza. Tuve la suerte de tenerlo como formador (el equivalente a los tutores de hoy día) y como profesor de lengua castellana y lengua latina. Muchas veces he podido darle las gracias y decirle que ha sido uno de los mejores que he tenido. No hay aquí espacio para justificar esta afirmación, pero no carece de fundamento.

Después de pasar por otras parroquias y colegios, la mayor parte de su vida ha transcurrido como párroco de Villafranca del Bierzo junto con otras pequeñas parroquias de la zona. Los villafranquinos no necesitan que les demos argumentos para que valoren la obra de Don Tomás, entregado en cuerpo y alma no solamente a la labor pastoral, sino al cuidado de algunos de los tesoros de la villa. Uno de sus monumentos más significativos y emblemáticos es la Colegiata, templo parroquial que no tiene nada que envidiar a algunas catedrales. Los que la conocimos hace algunos años, toda ella encalada en su interior por eso de la peste, podemos valorar con mayor razón su estado actual, sencillamente impresionante. En esto, como en otras muchas obras, el papel de Don Tomás ha sido decisivo. Del mismo modo que lo ha sido el conseguir que, al fin, este año Villafranca pueda acoger la gran exposición de las Edades del Hombre, que será inaugurada en breve. De hecho en el templo ya están acometiendo las instalaciones para la exposición.

Pero, mira tú por dónde, a Don Tomás le ha pasado lo mismo que a Moisés, que tras caminar durante varios años acompañando a su pueblo por el desierto, vio la Tierra Prometida desde lejos, pero no pudo entrar en ella. También Don Tomás vio prácticamente cumplido su sueño, pero ahora no podrá estar físicamente presente. Tal vez por esta misma razón, aunque de otra forma, va a estar más presente que nunca. En todo caso hay una frase que nos cansaremos de repetir: Gracias, por todo, Don Tomás.

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