06/05/2024
 Actualizado a 06/05/2024
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El final de su discurso de ingreso en la Real Academia, el día 19 de abril de 2009, nuestro José María Merino, dice así: «Servidora de eso tan escurridizo que llamamos realidad, la ficción construye una forma exclusiva de verdad» Y así es como sucede en el discurso del presidente Sánchez cuando, tras su reciente retiro de cinco días al cuarto de pensar. anunció que estaba dispuesto a «seguir» al frente del Gobierno. y nos animaba a la movilización.

Y nos preguntamos: ¿Todos? ¿Movilización, para qué, por qué, contra quién? Pues, de su discurso de retirada, parece deducirse que contra el mundo, porque lo que propone es lo siguiente: «Mostremos al mundo cómo se defiende a la democracia. Pongamos fin a este fango de la única manera posible. Mediante el rechazo colectivo, sereno, democrático, más allá de las siglas. y de las ideologías...»

Ya lo tenemos. Se trata de: la ficción construyendo una forma exclusiva de verdad. Pero la suya, la de él, la del profeta que, por fin habló. La del autor de «Manual de resistencia», ocupante de un cargo que consiste en procurar el bienestar de todos los españoles: vivienda, trabajo, sanidad,; pero también mental: educación, libertades, ocio, respeto, etc. Un cargo que el individuo busca voluntariamente y que jura ejercer respetando la Constitución. Un cargo muy bien remunerado, como debe ser, pero que no incluye privilegio alguno, ni prevalencia, ni excepciones para él ni para los suyos, en una democracia real.

Pero cuando ese cargo es hijo, no de la voluntad popular, sino de una serie de pactos con gentes que ni creen en España, ni en sus leyes, ni en su sentido de ser, pero se apuntan a cualquier causa que les beneficie sobre los demás, entonces es cuando se convierte en pura ficción. Una ficción creadora de una falsa verdad. Una verdad mentirosa de la que vive quien no quiere, o no sabe, distinguir una de otra, y, sin embargo se basa en ella para imponer a los demás se forma de mirar y de ver las cosas de una forma que los demás, sin ningún prejuicio ni mala voluntad, no somos capaces de ver. 

Recluidos, «retirados», en Veneros, un vallecito apartado, ex-minero, entre Sabero y Boñar y antesala del Paraíso Terrenal, hemos dialogado con Javier Cuesta Bayón, que acaba de publicar un diccionario local. Según su nonagenaria y difunta madre, Chela, este tipo andaba «derrengao» (cansado, hecho polvo) y necesitaba «desengafar» (soltar la rabia). O, simplemente, se nos ha convertido al «cesarismo plebiscitario, «caminando hacia el «queridísimo líder» que parece ser lo que está privando en la actualidad.

 

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