04/03/2024
 Actualizado a 04/03/2024
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Ahora lo llaman: «Fatiga existencial». Entonces decíamos: «Estar hasta los mismísimos» Pero, en el fondo, es lo mismo. Se trata de adaptarnos a lo que ahora llaman: lenguaje inclusivo. Aunque no se dan cuenta de que quienes declaraban estar hasta los mismísimos también eran mujeres; con lo que se sobreentendía que si ellos estaban hasta los huevos, ellas estaban hasta los ovarios. (Sexo intermedio, entonces, no había). Y, aunque siempre hubo hombres que se juntaban con hombres y mujeres con mujeres, eso ya veía bien aclarado por la Historia y no hacía falta buscarle más suplencias.

A la edad de 39 años, ha muerto «de repente» en su cama, en su domicilio de Gerona, Camila Cañeque, representante , y practicante, de la ‘Fatiga Existencial’ ese pensamiento, procedente de Heidegger que incita a practicar la inactividad como forma de resistencia. Una especie de resaca física, política y ambiental que lleva a algunas mentes muy preclaras y con una gran preparación hacia la pasividad, la horizontalidad, y el ostracismo, mediante una inactividad absoluta.

En realidad se trata de una vieja actitud muy practicada por nuestros ancestros, como aquel leonés del que habla Fulgencio que sentenciaba: Ya que no tenemos estudios no nos queda otra que ser espabilados. Solo que hasta que no lo deja por escrito un alemán, la sabiduría no pasar a ser filosofía. Y esto es así, y no hay vuelta.

Nada más lejos esta actitud de sabios que la que mantienen por ejemplo el matrimonio del presidente Daniel Ortega y su Señora vicepresidenta, quienes, por decreto y de la noche a la mañana privan a sus oponentes hasta de la nacionalidad y los expulsan de su patria por traidores, ya sean obispos o antiguos camaradas, por no comulgar con lo que aquellas dos preclaras mentes consideran que es lo mejor para la implantación del comunismo salvador que ellos proponen. A estos lo que les falta es ponerse en contacto con un buen psicólogo, como Rafael Guerrero, y que les inculque aquello de: «Mi calma es tu calma»

Porque lo de «atrincherarse en el cargo» (como muy bien hemos podido comprobar ahora mismo con un diputado del PSOE es asunto de mucha más enjundia y que nada tiene que ver con la fatiga existencial de la que aquí hablábamos. Aunque algo de fatiga si que causa, pero es en los espectadores, hartos de personajes ‘puente’ que son aquellos que construyen el paso de otros hacia las alturas, y que una vez al otro lado, abominan de sus ingenieros y hasta de los materiales usados. ¿Qué mas daba entonces que fueran ignífugos y corruptos? Manual de resistencia, titulaban.

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