Eventos sincronizados

La pasada semana coincidieron en el tiempo dos eventos en nuestra ciudad. Por un lado, la Universidad de León organizaba uno de ellos que terminará teniendo difusión mundial y que bien pudiera servir de estandarte para dar a conocer esta institución académica mucho más allá de nuestras propias fronteras. Por otro lado, llegó a nuestra ciudad la que bien podría ser tildada como la mujer con mayor relevancia y poder político del país. Venía, como no podía ser de otro modo, a decir poco, prometer mucho, hacer nada, mirar con suficiencia y altanería a los otros, presumir de lo que NO han conseguido, es decir, vino a actuar cual política de turno y de tourne. A ambos actos estaban invitados, al menos al universitario, las autoridades políticas de nuestra ciudad y provincia. Solo a uno de ellos asistieron en masa, dándose palmadas y besos al viento, la gran mayoría de los prebostes locales y del resto de esta provincia grande (ya nos gustaría que gran provincia). Entiendo que nadie que esto lea, dudará ni por un momento por cuál de los dos eventos se decantó la práctica totalidad de los invitados, y eso que en el otro ofrecieron un café con pastas gratis, que siempre anima a la concurrencia. A uno de ellos la prensa ni se dio por enterada, en el otro estaban todos los medios, incluso acompañando esos paseos ficticios por la ciudad, en los que algunos se pegan por posición que asegure foto. Cada vez están más próximos los comicios donde encontrar acomodo a sus posaderas, que no por sus seseras. Conozco personalmente a ‘algun@s’ de los que ocupan sillón de mando, y sé de su valía, pero no puedo negar que la gran mayoría de ellos no seguirán en la vida pública por su prestigio personal o intelectual, por su capacidad de liderazgo y gestión, por su buen hacer. Entrarán algunos, o se mantendrán muchos, básicamente por su docilidad, por su aguantar lo que haga falta aunque lo hecho sea lo contrario de lo dicho, aunque lo hecho provoque el vómito de bilis que queme sus conciencias.