15/12/2023
 Actualizado a 15/12/2023
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Un jueves más me planto delante de este espacio con la mente en blanco y un hueco que rellenar intentando que quien se asome a esta ventana por decisión propia (seguro que pocos) o por equivocación o pura travesura de su ojo mientras pasa las páginas del periódico (los más), pueda encontrar algo al menos igual de interesante que la sección de esquelas, terrible competidor por otra parte. Esta vez es especialmente doloroso, porque me toca escribir en casa y en el primero de de mis días de descanso tras un largo turno ante la infructuosa negociación con Jesús Coca, reconocido esta semana por la Cultural y Deportiva Leonesa por veterano (tan merecido como su ‘parriba’ del miércoles en esta misma página, pero cuya voz soy incapaz de retener en mi cerebro obviando información pocas veces importante, pero que hoy me llevan a pringar. Que me ‘esnorto’.

El caso es que sin tema sobre el que sentar cátedra (¿acaso no es esa la misión del 80% de los opinadores de la prensa nacional estos días que corren?) he visto que la viñeta del fenomenal Cantón celebra, a su manera por supuesto, la inauguración de la ‘nueva’ estación de autobuses de León. Pierde la ciudad uno de sus mejores escenarios para rodar cualquier película de terror y seguramente ganará en todo lo demás, aun sabiendo que en esta ciudad todo queda a medias. Que nuestros dirigentes no hayan sido capaces de integrar en una dos estaciones separadas por 200 metros en una ofensa en sí misma y demuestra lo poco que importa esta vieja y fría ciudad por ahí.

En cualquier caso, las estaciones no dejan de ser lugares de paso, llenos de historias, sí, algunas mejores que otras, pero en los que la gente trata de estar el menor tiempo posible y que al final solo permanecen como la anécdota que nos llevó a otro lugar. Como esta opinión.

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