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Estación Urraca

24/12/2023
 Actualizado a 24/12/2023
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Con los leoneses Santa Claus se ha adelantado un pelín y nos ha regalado una estación de autobuses enterita. Lo retorcido del caso es que ya teníamos una en el mismo sitio y esta viene sin posibilidad de devolución a pesar del facturón. La original, inaugurada a finales de los años ochenta, guardaba la misma distribución que la de ahora, y brindaba el sórdido espectáculo de acoger en su cafetería gigante a decenas de familias comiendo tostadas y señores bebiendo Gordon’s los domingos. 

El mareo, para quien lleve mal el olor de las tapicerías, sigue garantizado en los buses de línea, por eso yo no monto en uno a menos que sea el único medio para escapar del infierno. Pero esta semana me he ido a dar una vuelta por la estación, en plan Colombo, para ver el regalito inaugurado el viernes quince de diciembre con los cristales todavía sucios.

Sobre la obra ejecutada, mi aprobado en dibujo técnico de bachillerato me dice que las celosías y las estructuras metálicas que le dan carácter son solo fuegos artificiales, porque en el fondo la estación es prácticamente igual a su predecesora. El gran vestíbulo casi cúbico con techo a lamas que disimula el tejado de chapa chabolista sigue mostrando como adorno principal aquel mural pardo con dibujos de jetos picassianos abrazando a nuestros iconos arquitectónicos (mira que somos autorreferenciales, los andenes subterráneos de la estación de tren guiñan a los mismos edificios). Y en medio de ese volumen de aire te saluda nada más penetrarlo el kiosko de información, que está torcido en paralelo a las dársenas y cuyo personal itinera atendiendo a los viajeros desorientados. 

Las ventanillas del fondo han desaparecido, sustituidas por cuatro maquinas de expedición de billetes en el nuevo azul Alsa. Eso sí, los folios A4 de papel pegados con celo avisando de las muchas incidencias previstas ya son omnipresentes en todas las paredes. Apuesto a que los veo amarillear. Pero la principal novedad son las dársenas del costado que da a Sáenz de Miera, cerradas (las del otro lado siguen peladas) para protección climática del viajero que espera, aunque de momento la zona más caliente es la entrada de la estación, con su cortina de aire caliente. Los baños siguen donde estaban, para que no se pierdan los habituales frecuentadores, y de momento se mantienen casi limpios y vacíos (quizá la dirección haya puesto por algún sitio eso de ‘instalación en pruebas’, como han hecho con los monitores de salidas y llegadas, ahuyentando a los merodeadores).

Lo mejor de la estación Doña Urraca I de León es que integrará modernos sistemas de gestión de transporte por carretera, públicos y privados que darán trabajo a unas decenas de personas, además de dinamizar algo el servicio. Pero no es suficiente para tenerle cariño a la Estación Urraca, Santa Claus.
 

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