14/05/2021
 Actualizado a 14/05/2021
Guardar
Hay un tsunami que se está llevando nuestros bosques, nuestras montañas y nuestros campos de labranza: se llama «energía limpia».

En esto de los eufemismos las eléctricas se llevan el Nobel. Hablan de energía limpia cuando lo que quieren decir es contaminar el bosque y los campos de cables. Hablan de parques eólicos cuando lo que quieren decir son centrales eléctricas con aerogeneradores de 200 metros y bases de hormigón de cientos de toneladas. ¿Qué tiene que ver un parque con eso? Hablan de huertos solares, y se refieren a instalaciones de varias hectáreas de placas solares con kilómetros de cables. ¿Qué tiene que ver eso con un huerto?

La gente observa los aerogeneradores –que no molinos, porque a ver qué muelen: ¿alas de pájaros?– con cierta sorpresa teñida a veces de simpatía, a veces de escepticismo. Míralos, no quedan mal ahí arriba, ¿cierto? Lo que no saben es que para subirlos ‘ahí arriba’ las empresas construyen verdaderas autopistas para los macrotrailers que transportan los generadores. Que desforestan el monte, que el cableado subterráneo se extiende durante kilómetros. Y que cuando se acabe la fiebre de la energía sucia, ¿quién va subir al monte a quitar esas torres monstruosas, a retirar el hormigón y los cables?

Ahora están planteando la instalación de hectáreas y hectáreas de placas solares en León. Al lado de mi pueblo. En la Valduerna, el valle que sigue el cauce de un pequeño río salvaje, un valle salpicado de aldeas con casas de piedra, y de bosquecillos donde habitan los corzos, los hurones, los jabalíes. En la Cepeda, lindando con esas tierras que habitó el poeta Leopoldo María Panero. Además de aerogeneradores en la Cabrera, una zona despoblada y hermosísima cruzada por restos romanos, ríos impolutos y tradiciones ancestrales sobre lobos y monstruos. Y en la Montaña Central Leonesa, hábitat del urogallo y del oso pardo, reserva de la biosfera.

¿Que no os lo podéis creer? Pues es cierto, la fiebre de la energía se ha extendido por todo el norte de España. Desde Galicia hasta el País Vasco, pasando por Asturias, Cantabria, León, el norte de Burgos. Miles, ¡miles!, de aerogeneradores se planean. A la caza de las subvenciones de la Unión Europea. ¿Qué nos va a quedar a la España rural? Heridas. Es la misma fiebre que nos arrasó con las minas de carbón, ahora abandonadas. O con los pantanos, que sumergieron comarcas enteras. Heridas abiertas, chatarra industrial, más despoblación. La destrucción de nuestro patrimonio natural, nuestro único tesoro. Yo me pregunto, os pregunto, ¿es eso energía limpia? Unámonos contra eso. Para empezar, podéis echar un vistazo y aportar en la Plataforma por la Defensa de la cordillera Cantábrica (www.cordilleracantabrica.org). Y hay otras. ¡Luchemos por nuestra tierra, por nuestro patrimonio natural!
Lo más leído