El libro y su futuro

«Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros; hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua; en lo que a mí se refiere, soy incapaz de imaginar un mundo sin libros», dijo en su día Jorge Luis Borges. «Todo está en los libros». Es cierto. Todo aquello que necesitemos saber podemos encontrarlo leyendo las páginas adecuadas. Ahora algunas personas tratarán de enmendar la cita y nos dirán que todo está en internet, pero no es verdad, aunque la IA se empeñe en hacérnoslo creer o lo parezca. Hay mucha sabiduría que todavía no se ha subido a la red; sin embargo, es muy probable que en el futuro lo digital gane el pulso a lo físico y la literatura cambie de envoltura. Los románticos nos resistimos a ello, nos gusta el tacto del papel, su olor, pasar página literalmente y nuestro cerebro gusta de ese hábito construido sin prisas que se rinde al deleite ante cualquier buen clásico o descubrimiento poderoso del presente.

Observando estos días imágenes de la Feria del Libro de Madrid, evento más importante del año en España, el libro en papel sigue ocupando casetas y estanterías como para empapelar provincias enteras. Pudiera dar la sensación de que hay más escritores que lectores, pero cada escritor es o debería ser un gran lector que por libro que escribe lee cientos, de ahí en parte la supervivencia de la industria.

El libro en papel no desaparecerá, pero quizás quede relegado a ser un objeto de lujo y de culto, un capricho para snobs, una hermosa rareza. Ya son muchos lectores los que prefieren otro tipo de formato que no acumule polvo en la estantería y que se transporte más fácilmente. Incluso hay quienes eligen un tercer camino: a mí que me lo cuenten. Audible va ganando terreno. Es otra forma de contar historias contaminando menos.

Hasta hoy el libro había resistido los embistes de la tecnología, pero me pregunto hasta cuándo podrá seguir haciéndolo y cuál será el futuro de la literatura.