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El general Invierno

16/12/2021
 Actualizado a 16/12/2021
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Si las tropas nazis hubieran tenido smartphones, la ‘Operación Barbarroja’ hubiera comenzado y acabado al momento con un bombardeo de ingenuos selfis en la nieve. Sin embargo, no fue necesaria la tecnología y los soldados alemanes, tan entusiasmados como atrapados por las bellas estampas del invierno ruso, cayeron igualmente en la trampa del general más implacable de todos.

El invierno siempre se ha subestimado. Lo mismo en la Segunda Guerra Mundial que en nuestros días. Solo así se explica que cada año ocurra lo mismo con la primera cuarta de nieve: alud de fotos para ver quién la tiene más grande... la nevada, claro. Y es que hay mañanas en las que las redes sociales deberían pedir forfait en lugar de claves de acceso. No obstante, es en el día siguiente a la primera nevada cuando contraataca el general Invierno.

El manto blanco ha dado paso a una desagradable masa grisácea de hielo y lodo. El muñeco de nieve ha encogido y no puede dar más mal rollo ¿Y quién me ayuda ahora a poner las cadenas al coche? Se vienen cositas: la calle Ancha es una pista de patinaje en el centro de la ciudad y en el pueblo se ha ido la luz y la línea del fijo, que la del móvil nunca funcionó. Carreteras cortadas, riadas de deshielo, animales indefensos y tener que ganar el oro en ‘espalada olímpica’ cada vez que quiero salir de casa ¡Se lleva un bolazo el primero que cante un villancico!

En La Vecilla, en Cistierna o en Prado de la Guzpeña solo hay dos estaciones, invierno y la de Feve, y sus vecinos no saben cuál les trae más por la calle de la amargura. Este general es el superdepredador al que nunca ha comido el lobo, un juez que no entiende de leyes de caza porque siempre impone la suya. La de la helada, la de la niebla. Una matrioska de frío hasta el tuétano.

Dice el calendario que todavía quedan unos días para que entre el invierno, pero ya hace semanas que se presentó, al alba y camuflado con escarcha. Y es que, como buen estratega militar, este cabrón siempre se adelanta y casi nunca llega a marcharse del todo. La historia enseña una y otra vez, en la estepa rusa o en la montaña de León, que a este general no se le puede vencer... que todo plan pasa por resistir. Con un arcón lleno de matanza. Con un remolque lleno de leña. Con una esperanza llena de primavera.
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