Sensatez y coherencia

El estallido de la burbuja inmobiliaria acabó con el modelo de infraestructuras multimillonarias que se iban a financiar a base de vender pisos, pero los políticos no aprenden y siguen exigiendo lo que no hicieron o descartando lo que prometieron

26/02/2024
 Actualizado a 26/02/2024

Son muchas las veces que se han descrito en estas líneas los proyectos pendientes que el Gobierno de España tiene en la provincia y que acumulan años de retrasos e incumplimientos, cuando no de recortes. Fue el caso del soterramiento del AVE, que se limitó finalmente a salvar la prolongación de Ordoño y la avenida Doctor Fleming después de que la crisis acabase con el modelo de infraestructuras multimillonarias que se iban a financiar a base de liberar suelo y vender pisos. Sin embargo, el estallido de la burbuja inmobiliaria dejó claro que el dinero público es finito y que las inversiones deben acometerse siempre desde la sensatez y la coherencia, criterios que pocas veces se aplican de manera clara en la política. Siguiendo con el ejemplo del soterramiento, el Gobierno de Rajoy se vio obligado a suprimir el tramo prometido en San Andrés del Rabanedo por el de Zapatero porque el suelo que se iba a liberar no se iba a vender y las arcas que alimentamos todos con nuestros impuestos no daban para ello. Por eso es difícil de entender la postura actual del PP de San Andrés, que exige el soterramiento recortado por su partido y critica una integración que mejora de algún modo las medidas de permeabilidad diseñadas entonces, entre las que estaba la pasarela azul que ahora nadie quiere. Y no por ello debemos de recordar también que el PSOE montó en cólera cuando se recortó el proyecto que ahora sigue descartando. Lo dicho, sensatez y coherencia. Después de una década con la estación en fondo de saco se ejecutó el soterramiento en León y el año pasado se abrió al fin la Variante de Pajares. Es por eso que sería poco sensato y poco coherente volver a cortar el tráfico ferroviario y hacer que salga de nuevo en retroceso durante años para, en caso de que hubiera fondos, hacer ahora el soterramiento en San Andrés. Sería la solución ideal, pero no la más realista si miramos a los años de la crisis.

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