Una sangría que no cesa

Tres leoneses menos cada día en el último año. Y ocho sólo en los tres primeros meses del año en curso. La retahíla de titulares que acumula este periódico en sus más de diez años de vida para poner negro sobre blanco la sangría demográfica no parece tener fin y hoy no podía ser una excepción. En cuanto a las causas de la catastrófica situación demográfica de la provincia de León, cabe recordar que la sangría que produce el decrecimiento vegetativo –durante el pasado año murieron en la provincia de León casi 4.000 personas más de las que nacieron– no encuentra suficiente contrapeso por el momento en la positividad de las variaciones residenciales –se encadenan ya cinco años de saldo migratorio lejos de los números rojos gracias sobre todo a la llegada de extranjeros– y eso sigue haciendo mella en otras muchas estadísticas, como la conocida este jueves. Pese a ello, cabe preguntarse por qué son las tres provincias de la Región Leonesa las únicas que pierden población en la comunidad ante la pujanza demográfica que muestran Valladolid, Burgos y Segovia. Una comunidad a dos velocidades en una España a dos velocidades sin que las administraciones pongan en marcha medidas reales para poner en práctica la cohesión territorial de la que tanto hablan. Y las pocas medidas de las que hablan llegarán.... vaya usted a saber cuándo. Quizá para entonces ya no quede nada que cohesionar y Pablo haya culminado su brillante carrera como astronauta.