El campo pierde la razón

Se puede estar muy en desacuerdo con las políticas europeas, nacionales, autonómicas y provinciales, se puede plantar batalla legal, elevar el tono de la protesta, mantener las quejas e insistir en argumentos que no por repetidos pueden dejar de estar cargados de razón. Pero saltarse a la torera la ley, intentar imponer su voluntad por las bravas, que fue lo que hicieron ayer grupos de agricultores, muchos de ellos de la zona de Páramo, colapsando uno de los accesos a la capital de la provincia y el del principal polígono industrial, es un juego peligroso en el que el campo, además de perder la razón, asume el riesgo de perder el apoyo de la sociedad y de quedan especialmente debilitado, a la vista de que estos protestantes se han saltado a sus sindicatos, no informaron a la subdelegación del Gobierno y, además, compran peligrosamente postulados de la extrema derecha que, como tales, encierran una gran cantidad de contradicciones. Cabría recordarles que no por ir por las bravas van a conseguir su objetivo  de modificar la PAC (también lo hicieron los mineros... ¿y dónde están las minas hoy?) y que respetar a los demás ha de ser la clave de la convivencia.