Las ordenanzas municipales prohiben las pintadas como primera medida para su prevención. Sin embargo, la dificultad de pillar a los grafiteros en el momento en el que alzan sus pinturas para que puedan ser identificados y sancionados ha demostrado la ineficacia de esta norma. Las fachadas de León capital, emborronadas con frases y garabatos de mejor o peor gusto son una buena prueba de ello. Ahora, el Procurador del Común ha puesto el foco en esta problemática, que advierte que genera graves consecuencias tanto para los ayuntamientos como para los particulares que tienen que asumir el coste de su limpieza, además del daño que estas puedan suponer a los inmuebles, espacios públicos y mobiliario urbano. La batalla contra la suciedad que suponen las pintadas la están ganando por el momento los grafiteros, si bien desde el Ayuntamiento de León se comprometen a tomar medidas que eviten que las fachadas se llenen de borrones como la de reforzar la vigilancia policial, hacer más planes de limpieza y fomentar el muralismo o el grafiti autorizado para contribuir a la rehabilitación de los espacios degradados. Falta hace. Desde el Procurador del Común advierten sobre todo en la importancia de trabajar en la concienciación social o a la prevención para evitarlas, así como en medidas disuasorias como imponer sanciones. Esto último se hace, pero la dificultad de pillar a estas personas ‘in fraganti’ lleva a que que, hasta ahora, los multados sean pocos y las pintadas demasiadas.
Batalla contra las pintadas
El Procurador del Común ha puesto el foco en un problema que afecta gravemente a las calles de León y contra el que el Ayuntamiento se compromete a reforzar la vigilancia, hacer planes de limpieza y fomentar el muralismo. ¿Las sanciones? Pocas.
05/02/2024
Actualizado a
05/02/2024
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