17/07/2023
 Actualizado a 17/07/2023
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Durante una luminosa tarde de lunes, en mi paseo matutino por la catedral de León, fui atrapada por la idea de cómo semejante obra de arte arquitectónica, fue creada y antes de serlo, imaginada por alguien.

Una catedral tan longeva con semejante altura, detalles en su interior y en su fulgurante exterior, cuesta llegar a creer que hace aproximadamente 800 años, fuera creada y diseñada por alguna mente creativa.

Es curioso, a su vez, cómo tras tanta evolución, se ha ido desarrollando la equivocada idea de que el arte es más un hobbie que una profesión. Sin embargo, vivimos y nos realizamos a través de este, ya que visitamos museos de arte, decoramos nuestras casas, habitaciones e incluso la ropa, diseñamos maquillajes, puntos de inflexión que ayudan a calcular incluso una talla.

También, me llama la atención, cómo adoramos aquello que nos entra por los ojos, ya que, llama nuestra querida atención, haciéndonos partícipes de aquello que nos parece atractivo.

El arte existe en infinidad de lugares, mentes, formas de expresión como el baile o la música, incluyendo, como no, la escritura. Este nos invade en cada paso en falso que realizamos, hasta estamos hechos de él, pero lo infravaloramos cuando se trata de estudiarlo o entenderlo de forma profesional.

Personalmente, me encanta el arte. Cualquier forma de expresión que nace del silencio intrínseco de nuestra psique. Me estremezco con la naturaleza de este. Cómo se camufla en nuestro mundo, en nuestra realidad, tal y como, las gotas de lluvia al caer sobre un charco, el suave aleteo de las hojas de un pesado árbol, o el sonido casi acunador de los pájaros sobrevolando el cielo.

Por todo esto, tengo la sensación de que aquellas carreras o estudios sobre el arte son la base para seguir creando en el futuro. No creo que sea justo desprestigiar el esfuerzo de crear y entender el arte. Al igual que otros estudios, es una ciencia que requiere técnica y trabajo.

Siempre he admirado a los profesores/as de artes tanto de asignaturas como música o plástica, así como a los historiadores de este, porque de alguna manera, profundizan sobre aquello que nos influye en nuestra realidad y llegan a enseñar parte de las técnicas más usadas en su variedad de formas.

Volviendo al caso de la catedral de León, quien o quienes decidieran su forma y detallaran cada complexión de su figura, tuvieron la certeza de que las opiniones ajenas sobre no perseguir un proyecto artístico, no fueron más que las pilas de energía necesarias para demostrar que el arte mueve y une. Dando lugar a obras maestras que con el paso del tiempo, siguen siendo punto de encuentro para millones de personas que de nuevo se conocen a través del arte.
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