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El año que te parió

02/01/2016
 Actualizado a 14/09/2019
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Querida Claudia: El año que te parió lo narrarán con alegría, que para eso naciste tú; te dirán que llegaste rápido y de noche; esperando más días de la cuenta en esa barrigota inmensa que ya estabas empezando a decorar con muebles de Ikea. Hablarán del año del cambio, del año de la esperanza, de la recuperación. Pero, ahora que no me lees, te diré que este ha sido el año de la incertidumbre, de los refugiados, de los corruptos. Un año en el que la gente debía haberse cansado de quien nos sacude cada mañana y no lo ha hecho. Año de oportunidades perdidas que espero recuperéis los recién llegados. Sois vosotros los que debéis hacer, una vez más, lo que nosotros no hemos sido capaces. Por miedo, por odio, por vagancia. Todo sigue igual: exactamente igual de mal.

El año que ha terminado apenas nos deja resquicios para la alegría, salvo tú. Perdíamos una abuela en mayo y ganábamos una nieta en septiembre. Luchábamos contra la enfermedad de nuevo; ganábamos alguna batalla, seguíamos plantando cara a la guerra, a veces perdida pero siempre combatida.

Entonces Claudia, ¿qué te puedo contar yo bueno de todo esto llamado Mundo? ¿Qué te puedo decir de estos doce meses que ya se han pirado para siempre?

A España han llegado casi 68 millones de turistas. Record de toda la historia. Es un dato positivo. Pero imagino que quieres más chicha. Sobre todo porque esos turistas son alemanes, franceses y británicos. Que no están mal, pero desde luego distan de ser la alegría de la huerta. Al menos sin cinco litros de cerveza encima.

Algunos de esos turistas también han llegado a León. Que fíjate, se ha puesto de moda. Año muy importante para la provincia ha sido este, pequeña Claudia. Ha llegado la Alta Velocidad Española. El Ave nos conecta con la capital en dos horas y promete hacerlo en hora y media. Ese Ave que ha conectado a una capital pero no a una provincia, donde se están quedando sin tren. El progreso a veces solo sirve para distinguir ciudadanos.

Sigo intentando hablarte del lugar donde te ha tocado nacer y del momento en que lo has hecho de una forma positiva, buscando resquicios de esperanza para presentarte este mundo de la manera más amable posible, y aunque muchos idiotas se empeñen en llenar de basura tu tierra (basura orgánica, inorgánica y mental) has de saber que vas a tener la suerte de pertenecer a una estirpe cuasi guerrera. Leones son leoneses que pocas veces dan su brazo a torcer.

Vivimos este año pendientes de nuestros montes, que se queman sin remedio, vivimos con una soga atada al cuello y a punto de que nos quiten la silla de debajo. El jueves la tragedia del fuego casi calcina una manzana entera en La Bañeza, en frente de donde tu tío trabaja. Pero seguimos desamparados, sin nadie que nos proteja. Y como siempre sale la solidaridad. Vecinos y ciudadanos a una para apagar un fuego sin medios, sin capacidad, pero con fuerza, con ganas. No tenemos bomberos pero si tenemos bemoles.

Tu tierra está llena de gente que se parte la cara todos los días por ella, gente que no quiere ver morir una forma de vida, de la que tú eres también descendiente. Naciste en una provincia rural por excelencia que se están queriendo cargar a machetazos. Demasiado mirar a Madrid y poco a la Maragatería, a la Valduerna, a la montaña leonesa o a la Cabrera, que muere languideciendo en su propia belleza. Pero ahí está la resistencia querida niña. Algunos locos que apuestan por que te puedas tomar un café en plena sierra del Teleno, que hagas una ruta por El Valle del Silencio, que comas unas setas en mitad del monte, que admires una ermita enclavada en una montaña.

El año que te parió lo hizo sabiendo muy bien el porqué. En épocas malas, en momentos difíciles, en situaciones complicadas, en días de ruido y furia siempre aparecen los mejores, siempre surge una nueva esperanza. Y esa luz, preciosa niña, tendrás que ser tú.
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