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Educación Pública, I

26/04/2018
 Actualizado a 18/09/2019
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Quién tenga por costumbre leer estas reflexiones semanales, recordará que hace ya algunos años les conté el experimento de la rana y el agua hirviendo. Valga de nuevo el símil para explicar la actuación perfectamente diseñada para dañar, socavar, y si pudieran y ello no les causara de momento más daño que beneficio, dinamitar el sistema público de educación. Según las leyes de la física, cualquier acción genera una reacción de igual intensidad y de signo contrario. Por ello, si se planifica una actuación de modo agresivo, radical, puede provocar en la población una reacción poderosa que impida o contrarreste las medidas propuestas. Ellos nunca han intentado dinamitar el sistema público de educación con medidas drásticas, si no que han diseñado un plan para someterlo poco a poco, sin que lo parezca, hasta llegado un punto en que ya no haya vuelta atrás.

Hubo un momento que en este país solo había enseñanza pública, para todos, y enseñanza privada, solo para unos pocos, muy pocos privilegiados económica y socialmente. Por eso se inventaron el sistema de enseñanza concertada, con el cual hacer creer a muchos que ellos eran como las élites económicas o sociales y que se podían permitir los lujos de los colegios privados, eso sí, siempre y cuando fuera papá estado quien pagase los gastos derivados, todo ello disfrazado vergonzosamente y aplaudido por la clase media como el derecho de los padres a elegir el sistema educativo de sus hijos. Nada que objetar a este principio, salvo si acaso que quien quiera un sistema diferente al público y universal, debiera pagarlo de su propio bolsillo. Quienes quieran sentirse diferentes, quienes quieran pensar que llevar a sus hijos a colegios concertados los eleva en el escalafón social, a ellos debiéramos decirles nosotros que se equivocan totalmente. Bien se encargan los poderosos de diferenciar entre los que son y los que simplemente lo parecen. Los diseñadores del proyecto siguen enviando a sus retoños a colegios elitistas (continuará).
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