04/03/2024
 Actualizado a 04/03/2024
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A tenor de los datos que nos proporciona la ciencia, es un hecho irrefutable que el cambio climático afecta al planeta Tierra y perturba nuestras vidas. Si bien cada uno puede pensar como quiera, ¡faltaría más!, pero las elevadas temperaturas de enero y la pertinaz sequía, que se decía en épocas pretéritas, algo indican. Aunque, para neófitos en meteorología, como yo, el desecamiento prolongado que están sufriendo tanto Cataluña como Andalucía son preocupantes.

Y hablando de cambio climático, no sé por qué me viene a la mente aquel publirreportaje que se emitió en TV, tal vez hecho por un becario, ¡sin cobrar!, en el que se veía a un pobre pez que tenía asma, que respiraba mal o que lo hacía con dificultad. Y a su lado, con actitud criminal, inmisericordes bolsas de plástico anegando las aguas que hacían languidecer al pececillo. La realidad podría ser así puesto que hemos convertido nuestros ríos, lagos, riberas, costas y mares en auténticos vertederos, pero, la vida siempre tiene un pero, una vez que las tiendas empezaron a cobrarnos por las bolsas, (10 o 15 céntimos), el problema o se ha solucionado o simplemente se ha obviado.

Lo cierto es que hay que tener mucho «morro», sí, nos cobran las bolsas cuando en las mismas está estampado su anagrama, les hacemos publicidad y sin contraprestación alguna…, ¡gratis et amore!

Me cuesta entender lo de la bolsa, aunque lo intento, ya que al echar una ojeada en el súper podemos ver que la mayoría de los envases de productos perecederos, como son pescados o frutas, así como los de aceite, vinagre, huevos, etc. etc., son de plástico o de polímeros plásticos.

Pero resulta que una mísera bolsa es la culpable, y culposa a la vez, de contaminar el planeta. Eso sí… ¡si no se cobra! Aunque es posible que la bolsa que pagamos ahora sea biodegradable y la de antes, la que era gratis, no… ¡Puede ser! Salud.

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