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El dilema de celebrar

08/04/2024
 Actualizado a 08/04/2024
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No sé si usted se habrá fijado pero cada año cuando se acerca el 23 de abril se multiplican los detractores de la fiesta de Castilla y León en esta nuestra provincia en la que mucha gente se siente al margen de la división autonómica. Aunque llevemos cuarenta años «celebrando» esta fiesta todavía hay mucha gente que ni siquiera sabe qué se celebra a pesar de los intentos pedagógicos de la Junta, de la Fundación Villalar y su sucesora y de otros organismos por inculcar a los leoneses algo con lo que muchísimos de ellos no se identifican.

El Día de Castilla y León es la fiesta oficial en esta nuestra Comunidad Autónoma y el municipio de Villalar de los Comuneros el lugar de celebración hasta ahora con una especie de feria en medio del monte para que allí se dieran cita los figurones de siempre, los zampones habituales y los borrachines para los que cualquier excusa es buena. También, supongo, para la gente normal que quiere ir a conmemorar el aniversario de la batalla de Villalar que terminó el día 23 de abril de 1521 con la decapitación de los tres líderes comuneros: Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado.

En su afán pedagógico, los organizadores de esta fiesta que va a costar más de medio millón de euros y que vamos a pagar a escote a golpe de tasas, como se hacen estas cosas, han querido llevar este año a diversos puntos de la Comunidad la fiesta, entre ellos León y Ponferrada. Me imagino el éxito de la cita más allá del Manzanal, donde sin ninguna duda prefieren celebrar el 25 de julio que la batallita castellana, pero los fanfarrones y los tragones, para los que habrá bebida y tapas, no van a faltar. 

A muchos leoneses he oído criticar la fiesta del 23 de abril pero a ningún trabajador por cuenta ajena ni sobre todo a ningún funcionario he visto renunciar al festivo que le corresponde durante esa jornada. Pasa lo mismo que con la Navidad y la Semana Santa o la Inmaculada y los antirreligiosos o que a sí mismos se llaman ateos, los que no creen en la fiesta pero la celebran, los que se levantarían en armas si las quitaran del calendario. Pues con los leonesistas y el 23 de abril el mismo dilema, mucho ruido pero a ver cuántos van a trabajar.

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