Súbitamente,
diciembre trajo madrigueras,
memoria de piedras negras,
murmullo de hielos y trigo viejo,
delicias del humo y cielos someros,
y en la cronología
de las estaciones,
en los bronces helados,
la silueta de tu voz,
la delgada voz de tu alma,
y ha estremecido,
diciembre,
ha derrocado implacable,
diciembre,
el suspiro de carroña
que infiltraba,
a tientas,
mi corazón.