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Dicho con todas las letras

23/10/2023
 Actualizado a 23/10/2023
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La manera natural con la que se hablaba antes y la artificial que se emplea hoy para referirse a las mismas cosas son un síntoma de la estupidez humana a la que intentan someterle a diario. Desde las escuelas y colegios en los que hace mucho tiempo que se está intentando cambiar la manera de ser y de pensar de los niños para que actúen de una manera determinada y hablen como quieren hablen, mientras –en general, porque afortunadamente hay alguna excepción– los chavales son cada vez más incultos y borregos.   

Además de los profesores en las aulas, en su mayoría incapaces de llamar a las cosas por su nombre porque la cultura del eufemismo lleva décadas imponiéndose y las nuevas hornadas de supuestos educadores ya fueron instruidos bajo esta forma de enseñar, los medios tenemos el otro cincuenta por ciento de la culpa de que muchas veces haya que andar con rodeos para decir las cosas. 

Porque si no lo sabía se lo digo yo con todas las letras, que los periodistas tenemos prohibidísimo escribir determinados términos para referirnos a lo que todo el mundo entiende –o entendía antes de empezar a hablar como memos– por aquello de no herir sensibilidades y hacer daño que justifican los apóstoles del eufemismo y, en definitiva, contribuir a crear una generación llamada de cristal que el día que se rompa verá usted qué problemas más grandes.

Mirábamos el otro día en una hemeroteca periódicos los ochenta donde los titulares hablaban de la construcción y de la apertura «del colegio de subnormales» con toda la naturalidad del mundo y refiriéndose al adjetivo que, según el Diccionario de la Real Academia, dicho de una persona significa «que tiene una capacidad intelectual notablemente inferior a la considerada normal». 
En otro ejemplar de unos meses después se hablaba de un «loco perdido» y de su «ingreso en el manicomio de Santa Isabel» con la misma normalidad que los cojos alaveses hacían su fiesta en Vitoria olvidando por unas horas las trabas de su deficiencia física. Pero hoy, querido amigo, hablar en español con todas las letras está mal visto. Y lo peor de todo es que si seguimos a este ritmo cualquier día estará prohibido.

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