19/06/2023
 Actualizado a 19/06/2023
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De nuevo, durante la anterior semana lluviosa de junio, no pude ignorar que el martes, un día cualquiera, era de número 13. Así es, martes 13 de junio.
Normalmente no suelo pararme a pensar en esas supersticiones socialmente aprendidas. Sin embargo, me entró una especial curiosidad sobre la historia de las supersticiones en León, un poco esotérico, pero interesante.

Por ello, me dispuse a buscar sobre remedios y supersticiones en esta nuestra querida ciudad y encontré, ni más ni menos, que típicas recomendaciones con esta base supersticiosa. Entre ellas, destacan: la costumbre de llevar una prenda blanca nueva para ir a misa y que nos de buena suerte en general, estrenarla; también, que para alejar los rayos se deben respetar los nidos de golondrinas; además está entre otros, llevar puesto una cruz de caravana que nos hayan regalado. Este último, lo viví en mi niñez, solía llevar una cruz de caravaca conmigo siempre porque me dijeron que me daría buena suerte. No sé si suerte me dio, pero definitivamente me hacía sentir más tranquila.

Y es que, este tipo de creencias que se convierten en la forma de vida de muchas personas que creen en ellas, son una forma o así lo veo yo, de autoprotección frente a sentimientos cotidianos como son el miedo o la tristeza.

Aunque sí me considero una persona supersticiosa, creo que además de una razón social existe una razón historia por la cual siguen perpetuándose en la sociedad.

Creo que muchos no sabrán explicar la razón por la cual creen en la buena o mala suerte, tanto si se te cruza un gato negro como si caminas por debajo de una escalera por la calle, son situaciones que nos generan inseguridad.

Por ello, tratamos de evitarlas. En mi opinión, creo que solo los valientes se atreven a lanzarse a una posible maldición o a pasar por algo terrible, por una simple escalera o un pobre gato callejero.

La pregunta aquí, se encuentra, en cómo el poder de nuestros actos subyace en el miedo a que nos ocurran terribles desdichas. Cómo, a pesar de la racionalidad científica, seguimos en muchos casos dejándonos llevar por una sensación o un mal augurio.

En conclusión, León es una ciudad cargada de supersticiones y llena de una historia marcada por acciones inexplicables. No olvidemos, que hace años unos druidas visitaron la ciudad (hacia el siglo V a.C) y encerraron en una cueva a sus prisioneros.

De tal manera, que para que jamás salieran, colocaron unas piedras mágicas de una determinada forma para que mientras estas no fueran descolocadas, las almas de los prisioneros no lograrán salir jamás.

Esto, es lo que cuentan y, no sé tú, pero no me voy a arriesgar.
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