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Cosas que veo en Arco

15/03/2024
 Actualizado a 15/03/2024
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Cosas que veo en Arco, mujeres-tigre, mujeres-fertilidad-tierra, cuerpos, espectros, vasijas, piezas textiles, eclosión de piezas textiles, pachamama, arte de raíces indígenas, tapices, telas, bordados, una instalación de luz fluorescente que había estado en una mina de Mieres, señoras con gafas de pasta gruesa, señoras con deportivas de plataforma, señores con pañuelo asomando del bolsillo superior de la americana, artistas, una galerista comiendo una pizza fría a escondidas, carritos de champagne Ruinart, el escritor Agustín Fernández-Mallo subiendo por la calle central del Pabellón 7, Agustín Fernández-Mallo bajando por una calle lateral, luego ya es todo un subir y bajar, él y yo recorremos la feria en pasillos paralelos, de vez en cuando nos paramos, me he perdido, digo, dónde está la salida; suele pasar, dice él, por ahí; ah, vale, no es que quiera salir, eh, es para orientarme; claro, contesta y sigue adelante; alguien presenta un proyecto expositivo, alguien presenta un libro, alguien da una conferencia, veo a la fotógrafa Laia Abril, y pienso, su cara me suena, entonces descubro sus fotos, su trabajo sobre la violencia sexual, y le digo, hola Laia, soy Marta, hemos hablado por teléfono, me alegré mucho de que te dieran el premio, me encantó tu fotolibro ‘Lobismuller’, esos paisajes nebulosos, misteriosos, la sombra del hombre lobo, de lo que fue o no fue, ella sonríe, labios rojos; sigo recorriendo pasillos y galerías, descubro un tapiz hecho con cabezas de cepillos de dientes y teclas de ordenador, lo fotografío, le envío la imagen a mi amigo el artista Sebastián Román, el maestro del reciclaje, he visto esto en Arco y me he acordado de ti; qué pasada, dice, mándame fotos de Arco; le mando mi selección ‘sui generis’, una pieza de Asunción Molinos Gordo, matérica y esbelta y primitiva y refinada, una escultura de Miró, pura fuerza, la obra de Rodrigo, esa que ha protagonizado portadas y titulares, dos hombres amándose o soñándose; me dice: genial, quería ir pero estoy a mil cosas, aquí tenemos nieve. 

Aquí (en León, en su aldea) tenemos nieve. 

De pronto me doy cuenta de que llevo cinco horas dentro del Pabellón 7, dentro del Pabellón 9, y no sé qué ha pasado fuera, quizá una catástrofe mundial o una nevada total. Salgo al patio de Ifema: solo llueve. 

Entro a dar la última vuelta. Me cruzo con Agustín, esto me inspira para mis libros, dice; y a mí, contesto; después seguimos nuestro camino, y pienso ‘esto’, ‘esto’ que se derrama por las calles de los pabellones y por los rostros de los visitantes y las manos de los galeristas y nadie sabe lo que es: arte.

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