29/11/2020
 Actualizado a 29/11/2020
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No es nada grave… un, dos, tres… Es solo una gripe… cuatro, cinco, seis… Solo afecta a las personas mayores… siete, ocho, nueve… La sanidad va a colapsar… confinamiento domiciliario… Fases de la desescalada… Salvar el verano… Vuelta a las aulas y a los trabajos sin la toma de medidas necesarias…. Más de 44.000 fallecidos. Y seguimos cometiendo los mismos errores una y otra vez.

Cuando comenzó la pandemia, fruto de la desinformación, yo también pensaba que este virus no era tan grave. Quizá un poquito más que la gripe, sí, pero no tan perjudicial como ha demostrado ser. Desde China nos llegaron las siguientes cifras: 80.000 contagios y 3.000 defunciones, es decir, casi el 4% de los infectados. En resumen, muy pocas personas contagiadas para ser el país con más habitantes del mundo y, de ellas, relativamente pocas fallecidas, aunque la vida de todas las personas importe. Con estos datos, absolutamente todos –y yo la primera– subestimamos lo que estaba sucediendo y la gestión inicial, que tuvo numerosos fallos, partía del total desconocimiento. Sin embargo, casi un año después se siguen cometiendo los mismos fallos, especialmente a nivel institucional estatal y autonómico, y esto ya no es permisible.

El coronavirus ha demostrado ser un virus extraño y aún queda muchas incógnitas por resolver, pero la ciudadanía ya está harta de campañas que les estimagtizan –especialmente a jóvenes e inmigrantes–, de los «hay que salvar la Navidad» sin importarles las vidas que se puedan perder por una mísera cena y de políticos que se vanaglorian de una nefasta gestión sanitaria y económica. En marzo todo fue improvisado, tanto en España como en el mundo, pero en esta segunda ola se están cometiendo los mismos fallos porque lo vivido hace unos meses no parece recordarse. «Quien olvida su historia está condenado a repetirla» denuncia Andrés –un hombre con alzheimer interpretado por José Sacristán en la película Perdiendo el norte– y razón no le falta. En la actualidad, la mayoría de ciudadanos no hemos olvidado ni olvidaremos esta pandemia y es indignante vernos abocados a repetirla por la negligencia e ineficiencia de algunas autoridades que no parecen tener memoria.
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